Cuba se interna en un período económico desconocido con el fin de la era de Fidel Castro, y muchos analistas creen que el nuevo liderazgo conducirá a la nación caribeña a reformas hacia una economía de mercado al estilo de China.
Raúl Castro es visto como favorable a flexibilizar los controles económicos. Pero en 19 meses gobernando Cuba, no ha emprendido reformas mayores.
Kirby Jones, que dirige la Asociación de Comercio EE.?UU.-Cuba y que se ha reunido con los hermanos Castro, dijo que cuando comience la transición post Fidel habrá más presión en favor de las reformas. Como ministro de Defensa, Raúl estuvo «en la vanguardia del desarrollo de la industria turística», dijo Jones. «Raúl parece entender que las cosas no pueden ser controladas solo por el Estado como probablemente lo fueron antes, ya que las economías dirigidas, o estatalmente controladas, hoy no funcionan».
A corto plazo, EE.?UU., geográficamente el país más cercano al mercado de 11 millones de consumidores cubanos, tiene las manos atadas para involucrarse en la economía de la isla, debido al bloqueo que mantiene desde hace cuatro décadas.
El embargo y los obstinados controles de La Habana han dejado a Cuba perpetuamente hambrienta. Recibe apoyo clave de Venezuela -petróleo a precio especial-, de las divisas generadas por el turismo y de las remesas enviadas por los cubanos del exterior. A la vez, ha ido estrechando lazos comerciales con China.
Algunos analistas creen que Raúl podría dar luz verde al modelo chino de liberalización económica, que implica el mantenimiento de un firme control político por parte del Partido Comunista, al tiempo que permite una flexibilización y desarrollo del comercio a nivel estatal y privado. Si eso sucede, las eventuales negociaciones con EE.?UU. podrían ser más fáciles.