El presidente francés dejó plantada a una periodista de la CBS tras ser interrogado sobre su mujer, y llamó imbécil a su jefe de prensa frente a las cámaras
30 oct 2007 . Actualizado a las 10:52 h.Aunque le gusta que le reconozcan como «Sarko, el americano», el presidente de Francia cuenta en realidad con pocas simpatías al norte de Río Bravo. Con fama de antipático e impulsivo -el pasado verano Nicolas Sarkozy ya saltó a las portadas por casi llegar a las manos con dos fotógrafos estadounidenses-, la difusión la noche del domingo de una entrevista en la que se puede ver al político, primero insultando a su jefe de prensa y, luego abandonando de malos modos a una periodista, tras ser interrogado por su mujer Cécilia, han conseguido empeorar aún más la imagen de quien se define como «un ferviente admirador de Estados Unidos».
La pataleta mediática de Sarkozy llegó hasta la pequeña pantalla como parte del programa 60 minutos , emitido por la cadena CBS, y cuya intención inicial era publicitar la imagen del presidente galo a tan solo unos días de su primera visita oficial a la Casa Blanca. Unas buenas intenciones que se vieron truncadas incluso antes de comenzar las preguntas, ya que en ese momento Sarkozy llamó «imbécil» a uno de sus ayudantes, mientras otros asesores trataban de advertirle de que las cámaras ya estaban grabando.
Tenso y enfadado durante toda la entrevista, que llegó a definir como «una auténtica estupidez y una pérdida de tiempo», Sarkozy perdió definitivamente la paciencia tras ser interrogado sobre su supuesta separación matrimonial. «Si tuviera que decir algo de Cécilia no lo haría aquí», aseguró con una sonrisa forzada mientras daba por finalizado el encuentro con un «adiós y buena suerte», a pesar de las protestas de la corresponsal de la cadena, Lesley Stahl.
Antes del divorcio
La entrevista fue realizada en el palacio del Elíseo unos días antes de que el matrimonio hiciera público su divorcio, y Lesley trataba de confirmar los insistentes rumores que rodeaban a la pareja desde principios de mes. Un tema especialmente delicado para el presidente, que ya había sostenido un enfrentamiento con otra periodista a la que acusó de «deleznable» por preguntarle al respecto.