El placer femenino triunfó en Lugo

L.R.I.

LEMOS

Unas cuarenta mujeres aprendieron a diferenciar, entre otros, un vibrador simple de uno doble en un taller de juguetes eróticos ideado por la Dirección Xeral de Xuventude

29 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un taller sobre juguetes eróticos y sexualidad en el que la palabra «hombre» apenas sale a relucir. De una manera amena y didáctica, las impulsoras del «proyecto feminista empresarial» Los placeres de Lola -tienen una tienda erótica en Madrid- dieron a conocer en Lugo información práctica sobre juguetes y complementos eróticos que impulsan «un mundo de placer femenino no supeditado a comandos masculinos».

Financiado por la Dirección Xeral de Xuventude de la Xunta, el centro de asesoramiento afectivo sexual Quérote de la ciudad amurallada acogió una reunión de venta de artículos de sexo, cuya filosofía está inspirada en las reuniones de ventas de cacharros de cocina que se organizaban en las casas para mostrar productos en un ambiente agradable. De este modo, más de cuarenta mujeres lucenses, en su mayoría de mediana edad, aprendieron, por ejemplo, que existen vibradores simples y dobles o cómo utilizar las llamadas «bolas chinas». «¡Hay que saber de todo en esta vida!», sonrió una de las participantes más animadas. «¡Y si te electrocutas...!», preguntó otra, mientras apretaba con ansia el botón que regulaba la velocidad de uno de los dispositivos.

Según había explicado por la mañana el director xeral de Xuventude, Rubén Cela, la actividad pretende que las mujeres aprendan «a coñecerse, a aceptarse e a expresarse a través da súa sexualidade de modo que sexan felices». «Facilitar con especial interese que as mulleres coñezan mellor a súa erótica e poidan cultivar e desenvolver os potenciais persoais que desexen», abundó la convocatoria oficial. Por este motivo se habló mucho de juguetes eróticos, incidiendo en que se deben buscar «materiales que sean respetuosos con el cuerpo» y «formas estudiadas para dar placer».

Las monitoras explicaron que los primeros vibradores datan de la Inglaterra de mediados del XIX, cuando se decía que mujeres de clase alta sufrían «crisis histéricas». «Tenían una especie de depresión apática porque el entorno social no les dejaba trabajar ni en casa ni fuera de ella», explicaron. Los médicos aplicaban la «titilación». «Con un martillito iban dando golpes en el clítoris hasta que la mujer llegaba al orgasmo». En la época victoriana, indicaron, se creía que era «una técnica psicológica para relajar los músculos ya que creían que el clítoris no era sexual». Con el tiempo, los vibradores se automatizaron.