La mujer, cuyas iniciales son M. D. G. G., se presentó sola en su casa. Su familia desconocía su paradero desde el pasado viernes.
26 sep 2011 . Actualizado a las 11:23 h.El caso de la desaparición de una pontevedresa de 34 años de edad y madre de dos hijos ha terminado. La mujer, cuyas iniciales son M.D.G.G., se ha presentado por su propio pie y sola en su domicilio, según informan desde la delegación de La Voz en la ciudad del Lérez.
Su familia había presentado a última hora de ayer una denuncia al desconocer su paradero desde el pasado viernes.
Este hecho fue suficiente para que en pocos minutos, Policía Local, Policía Nacional y agentes de la Guardia Civil empezasen a peinar la ciudad para intentar encontrar una pista de su paradero.
Fuentes de toda solvencia aseguran que la expareja de la mujer se sorprendió ayer cuando al acudir a su casa para devolverle a los niños como hacía cada domingo de forma regular, la mujer no se encontraba en la vivienda.
Después de insistir sin éxito, decidió llamar a los padres de ella, que también viven en la capital del Lérez, para dejarles a los pequeños, pero cuando consiguió hablar con sus exsuegros, estos le comunicaron que tampoco había aparecido al mediodía a comer en casa como tenía pensado hacer.
Ante la gravedad de la situación, la familia decidió poner inmediatamente una denuncia para que se pudiese activar el operativo de búsqueda. Al parecer, esta es la rutina habitual de M.D.G.G., que vive en la calle Sierra, una de las zonas más céntricas de Pontevedra, junto al mercado de abastos de la ciudad, según fuentes consultadas por La Voz.
Triste historia
La desaparición de esta madre de dos niños devuelve al sentir de la ciudad uno de los peores episodios de su historia reciente. Hace apenas un mes se celebró el primer aniversario de la desaparición de Sonia Iglesias, de 37 años de edad, madre de un niño de 9 años y encargada de la sección de mujer de Massimo Dutti.
Los únicos datos en este caso, todavía sin resolver, apuntan a que la mujer desapareció sobre las once de la mañana, después de que su compañero sentimental la dejara en el zapatero cerca del casco antiguo de Pontevedra. Desde entonces, la familia y amigos la recuerdan en cada aniversario, aunque intentan hacer su vida normal.