El matrimonio formado por Alejandro Abuelo y Ruth Romeo tiene un hijo de 3 años que sufre una lesión medular que le obliga a estar en silla de ruedas. Sin embargo, esto no le impide acudir diariamente a su clase en el colegio coruñés de San Pedro de Visma, donde cuenta -desde las nueve de la mañana a las dos de la tarde- con un cuidador que lo atiende en todas sus necesidades.
Llegada esta hora, el trabajador que se encarga de él finaliza su jornada laboral y se marcha, mientras que el niño continúa en el centro para acudir al servicio de comedor y realizar alguna actividad hasta que sus padres vayan a recogerlo, sobre las tres y media de la tarde.
El resultado de esta situación es que el pequeño está desatendido cerca de dos horas, por lo que, cuando sus progenitores lo van a buscar al colegio, se encuentran «que el niño tiene todos los pañales sucios y nadie se los han cambiado, está con la cara sucia y tiene comida por toda la ropa y la silla; además del peligro que corre porque se puede caer por una escalera, ya que, a su edad, no es consciente del peligro», explica su madre.
El comedor de este centro educativo está gestionado por la asociación de padres de alumnos del colegio, que cuenta con personal (camareros y monitores) para atender a todos los alumnos, pero que no dispone de un cuidador para niños con necesidades específicas. En este sentido, Ruth Romeo considera que es responsabilidad de la Consellería de Educación el que ponga una persona para atender a su hijo durante ese horario, puesto que el niño todavía está en el centro, en horario escolar «y es responsabilidad del colegio».
Conseguir que el cuidador que se encarga de su hijo durante toda la mañana amplíe su horario hasta que el pequeño abandone el centro, o que la Xunta contrate a otra persona que cubra ese tiempo, es el objetivo de Ruth Romeo y su marido, que recuerdan que sus trabajos les impiden ocuparse del pequeño durante ese tiempo.