La inseguridad que se vive en el país sudamericano afecta de lleno a los emigrantes, temerosos de su futuro ante la violencia y las expropiaciones
18 jul 2008 . Actualizado a las 19:16 h.Están asustados. Aquellos inmigrantes gallegos que llegaron a Venezuela a mejorar su vida y a echar raíces, hoy están embargados de un profundo miedo. Ya no solo es la amenaza de la criminalidad la que los mantiene en vilo, sino también la posibilidad de que les expropien sus propiedades.
«Mis padres llegaron a este país buscando tranquilidad y huyendo de la dictadura. Nosotros todos nacimos aquí, y vernos ahora en la posibilidad de perderlo todo nos tiene muy angustiados, dijo Carmen Díaz, una descendiente de emigrantes gallegos de 55 años. Explica que aunque no le ha tocado de cerca, la amenaza está ahí. «Imaginar que me pueden quitar mi casa y que a lo mejor me la pagan, pero no al precio de mercado, sino al que yo pagué cuando la compré, me llena de pesar porque me quedaría en la calle. La opción de volver a España no está contemplada. Si me tocara hacerlo tendría que empezar de cero y eso, a mi edad, es muy duro», añadió esta mujer.
A eso le agrega que es inconcebible que las leyes venezolanas no amparen a los ciudadanos. «No nos protegen y eso es alarmante. Es una profunda inseguridad social la que estamos padeciendo, no solo la criminalidad nos ataca, sino que estamos indefensos ante quienes quieran quitarnos lo que hemos construido, o lo que construyeron nuestros padres con tanto esfuerzo», explicó Carmen.
Y hay a quienes les aterroriza la idea de perder lo que tanto esfuerzo les ha costado construir desde que llegaron. Ramón Iglesias es uno de ellos. Es comerciante y su negocio es próspero. «A quién le gusta que le quiten lo suyo. Yo me siento amenazado y claro que me da miedo que me dejen sin nada. Llevo 48 años acá en Venezuela, llegué cuando era un niño y aquí me crié. Volver sería muy difícil. He escuchado de algunos que se las han visto muy mal, muy deprimidos porque les quitaron sus tierras. Eso es maldad, eso no se le hace a nadie», dijo.
Él también se siente indefenso, y coincide con Carmen en que las leyes del país que le dio cobijo desde hace casi medio siglo no estén de su parte, ni de la ninguno de los venezolanos. Sus padres llegaron huyendo de la dictadura en España, necesitaban mejorar su calidad de vida y su situación económica, y Venezuela era ese paraíso.
Maribel García es otra de las gallegas que creció en ese país. Ella, además de coincidir con lo que ya expusieron Carmen y Ramón y de asegurar que no puede con el asombro por la inseguridad jurídica que embarga a Venezuela, dijo que le gustaría entender qué es lo que hará el Gobierno de España, cuál es la colaboración que prestará a la comunidad española que hoy se siente desprotegida en Venezuela.