La próxima semana, los tres vecinos de O Eixo irán a prisión por golpear a un policía en 1998; pero confían en la medida de gracia
23 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.Seis mil personas se echaron el domingo a la calle en Santiago para pedir el indulto para los tres vecinos de O Eixo condenados por agredir a un policía en 1998. El tiempo en libertad de José Moreira, Jesús Montoiro y Simón Márquez se acabará el día 31 de este mes, cuando deberán ingresar en prisión para cumplir la condena de siete años que les fue impuesta. Simón Márquez Valle (Santiago, 1978) es el más joven de los tres y, como sus compañeros, arregla los últimos asuntos personales y familiares antes de cruzar el portón de Teixeiro con una sola idea en la cabeza: que la nueva petición de indulto prospere.
-¿Qué tal están los ánimos después de la manifestación del domingo?
-La respuesta de la gente fue muy buena. Pero el ingreso en prisión está ahí. Y cada día que pasa, más cerca, la semana que viene. No tienes ganas de hacer nada, ni comes, ni duermes, nada...
-Usted es fontanero. ¿Sigue trabajando?
-Estuve trabajando hasta hace unos días, pero ya no doy. No descanso, no tengo la cabeza... No me puedo arriesgar a tener un accidente mientras trabajo, a que me pase cualquier cosa en una obra.
-Sigue con la esperanza de que prospere este segundo indulto, después de que el primero les fuese denegado...
-La esperanza es lo último que se puede perder. Pero sé que será después de ingresar. No sé qué pensar. Confío en que salga adelante, quiero concienciarme de que será así.
-¿Cuando cierra los ojos ya se ve en la cárcel?
-Sí, ya me he hecho a la idea.
-Nunca ha pisado una prisión...
-No, jamás. Pero sí que me veo dentro.
-¿Cómo lo lleva su familia?
-Eso es lo peor, están mis padres, mi novia... Ellos están ahí, apoyándome, como mis compañeros de trabajo, mis vecinos. El apoyo ayuda mucho, pero eres tú el que se come la cabeza.
-De los tres condenados de O Eixo, usted le pidió perdón al policía Luis Gómez Vázquez.
-Sí, pedí disculpas por los hechos que pasaron aquel día. Yo nunca he negado que estuve allí, que estuve hablando con el policía. Pero he pedido disculpas por los hechos que pasaron allí aquel día.
-No es una manera de inculparse. Usted fue juzgado y condenado, simplemente pide disculpas...
-No, no lo es. Yo sé que no hice nada pero pido disculpas por los hechos ocurridos aquel día. Yo estuve allí y fui únicamente a defender a mi hermano.
-Cuando ocurrió todo usted era muy joven.
-Tenía dieciocho años.
-Y, nueve años después, el día 31, tendrán que ingresar en prisión. Quizás si todo se hubiera resuelto más rápido sería diferente...
-Posiblemente. Durante nueve años estuvo eso ahí, siempre pendiente, siempre pensando en eso.
-¿Ha pensado ya cómo va a afrontar el no tener libertad?
-Intentaré hacer lo que me digan. Cuando entre, solo pensaré en salir. Yo no soy ningún delincuente. Somos los tres personas normales.
-Quiere casarse...
-Casarme, tener hijos, tener una vida normal. Esto lo trunca todo. Mis padres están muy fastidiados.
-En cualquier caso, podrá pensar que fueron miles de personas las que pidieron su indulto el domingo en Santiago.
-No me esperaba que hubiera tanta gente. Me gustaría que no se enfriase ese apoyo.