El número 30 de la calle Estatuto de Autonomía, de Cee, era un lugar conocido por la Policía Local y por la Guardia Civil. En el primer piso del edificio Oreiro, las discusiones de pareja convertidas en broncas a gritos eran algo habitual desde que Miguel Ángel Hernández Alonso y Blanca Nieves Salegui Abuín se mudaron allí hace unos meses. La de ayer fue la última.
Hacia la una de la madrugada el enfrentamiento entre la pareja comenzó, una vez más, a subir de tono. Y otra vez gritos, amenazas y peticiones de socorro. En el vecindario veían desde hacía tiempo que las cosas podían acabar mal. Ayer se cumplieron los pronósticos. Minutos después de la una los gritos se calmaron. Miguel Ángel Hernández, de 33 años de edad, salió por la puerta de su casa y bajó las escaleras. Su pareja, que ayer pasó a disposición judicial después de ser detenida por la Guardia Civil en la vivienda, le asestó presuntamente una única puñalada en el pecho en el fragor de la discusión.
El hombre salió andando y dejando un rastro de sangre que ayer se podía seguir en la calle. Hernández Alonso recorrió a pie los veinte metros que separaban su casa del Hospital Virxe da Xunqueira, de Cee. Llegó al aparcamiento, pero no pudo continuar.
Allí lo encontró un vecino de la localidad, quien avisó al hospital. Ingresó en el centro médico hacia la una y media de la madrugada. El hombre, que había perdido mucha sangre, fue llevado directamente al quirófano, al que llegó aún con vida, pero nada pudieron hacer los médicos por salvársela. Al parecer, la puñalada afectó a órganos vitales.
Agentes de la Guardia Civil de Corcubión y de la Policía Judicial detuvieron a la presunta autora del crimen. La mujer pasó la noche en el cuartel de la Guardia Civil y fue puesta a disposición judicial a media mañana de ayer en el juzgado de Corcubión.
La última, en julio
Aunque las broncas en el domicilio familiar eran frecuentes, la última que llevó a la policía a casa de la pareja se produjo el pasado mes de julio.
La Policía Local detuvo entonces al hombre, pero su mujer no llegó a presentar denuncia por malos tratos, por lo que el hombre quedó en libertad.
La pareja ya había protagonizado otras trifulcas con intervención policial incluida. Antes de trasladarse a la calle Estatuto de Autonomía ya tenían altercados en la zona de la Armada, también en Cee, donde residían. Las quejas de los vecinos por el ruido eran constantes.
Cuentan conocidos de la pareja que ambos eran educados fuera de casa, pero que los problemas empezaban una vez dentro, iniciándose disputas en las que estaba por medio el alcohol y que llegaron a terminar con muebles y ventanas rotas, y con la pareja ensangrentada.
Aunque hubo llamadas a la policía por las dos partes, las denuncias siempre fueron retiradas antes de que el caso llegara a juicio.
La mujer es natural de la parroquia ceense de Pereiriña y el fallecido, de Castilla-La Mancha, aunque llevaban años viviendo en Cee. La pareja tenía hijos, pero no vivían con ellos. El hombre trabajaba como albañil en una empresa constructora de la localidad. Ella no tenía empleo.
Cuentan en el vecindario que las riñas comenzaron en el piso de la calle Estatuto de Autonomía el mismo día en que la pareja se trasladó allí. Los dos eran perfectamente educados cuando se cruzaban con alguien en la escalera, pero todo cambiaba cuando cerraban la puerta. Aunque la mujer, de 39 años, fue invitada varias veces a denunciar a su pareja, nunca llegó a hacerlo.
Fue ella finalmente quien acabó con la vida del hombre, y no al revés, como en la localidad se temía que pudiera llegar a ocurrir.