En polaco se pronuncia Kubitsa , pero sus propios compatriotas comienzan a asumir la pronunciación occidental. Robert Kubica (Cracovia, 1984) es el nuevo y sorprendente líder del Mundial de fórmula 1. En parte, por ser polaco, es decir, por llevar la resistencia escrita en su genética. Así pudo hacerse un nombre en el mundo del kart pese a pilotar en un vetusto circuito de Chestokova. O de ganar su primera carrera de fórmula 3 con una quíntuple fractura en su brazo derecho. O de salir casi indemne del brutal accidente del año pasado, donde llegó a soportar hasta 75 fuerzas G. O la de subirse al podio de fórmula 1 en su segunda carrera (Italia, 2006).
España ha influido en su formación. Fue piloto de las World Series by Renault en el Epsilon Euskadi, con el que se proclamó campeón. BMW contrató a este piloto de rostro anguloso siguiendo su política de salto generacional: al director Mario Theissen, quien vaticinó triunfos de BMW para este año, le gusta contar con un piloto veterano y una promesa de calidad. Muchas semanas antes de que llegara su primera triunfo, los méritos de Kubica eran tan grandes que en el paddock ya se lo rifan las escuderías. Renault lo quiere. Pero Ferrari también.
Con un BMW mejorada y una excelente sintonía con su ingeniero, el español Toni Cuquerella, Kubica reclama ahora que su equipo la apoye «al ciento por ciento para defender esto hasta la última carrera». Una de sus virtudes es la frenada, una suerte que prolonga mucho más que su compañero de escudería, el alemán Nicky Heidfeld, más fino que el polaco en las trazadas. Su compromiso con la marca le ha llevado a un adelgazamiento de cinco kilos en su alta anatomía para que los ingenieros pudieran colocar el mismo peso extra en el morro delantero de su monoplaza.
El ocio de Kubica se reparte entre el póker, en el que participan Alonso, Barrichello o Fisichella, y el mundial de ralis, aunque lo sufre cuando lo ve de cerca porque es alérgico al polvo. En su mano derecha luce siempre una pulsera con el logo WRC. Pero cualquier cosa es mejor que la fama que le acarrean sus éxitos en la fórmula 1 (el de ayer es el cuarto podio del año). «Lamentablemente no puedo hacer mucho sin que me reconozcan. Quedé pasmado de cuánta gente quería sacarse fotos y cosas así», dice resignado Kubitsa .