Hasta que se hizo profesional, Manolo Sánchez Murias iba lanzado en sus estudios de Químicas; después, le costó más completar la carrera. Lo hizo hace unos meses. Y, de no haber prosperado en el deporte, le habría gustado dedicarse al «mundo académico», como comentó en alguna ocasión.
En el vestuario de A Malata hay un par de profesores ahora retirados, Juan y José Veiga. «Yo me dediqué a la enseñanza durante 12 años y mi hermano durante diez», explica el primer entrenador. Hasta que en el 2004 fichó por el Racing, daba clase de infantil en el colegio de su familia, el Loyola, dirigido por su hermano mayor.
«Nosotros, cuando llegan jugadores jóvenes, solteros y sin tantas obligaciones, intentamos que se propongan estudios o cursos para formarse. A veces se hace por medio del psicólogo [Jaime Villaverde]», explica Veiga, quien solo encuentra beneficios en alternar los libros y los partidos. «El fútbol no dura toda la vida y a la mayoría no se la resuelve. Es importantísimo que estudien para su formación», indica Juan Veiga.