El candidato socialista intentará llevar la iniciativa exhibiendo el discurso del «optimismo»
ELECCIONES GENERALES 2008
Confianza, pero la justa. Optimismo. Y una imagen de marca, ZP, que funciona. Esas son las armas blancas que «los hombres» del candidato socialista le han recomendado para tratar de derrotar a su oponente en la batalla mediática de hoy. Para vencer en un duelo en el que no todo será dialéctica, el líder del PSOE lleva semanas revisando dos vídeos: el del debate González-Aznar, en 1993, y el de Sarkozy-Ségolène Royal, en el 2007.
Del primero ha aprendido a no fiarse, como entonces González, del exceso de confianza como armadura. Para evitar golpes inesperados, entrará en el plató con el espíritu de quien va a medirse con un igual. Del segundo, a mantenerse firme, y no entrar en las provocaciones que pueda lanzarle el candidato del PP. Aparte, claro está, tiene grabado en la retina el reciente cara a cara entre Solbes y Pizarro, un encuentro que ha marcado la agenda política de los cuatro últimos días.
A la par que el líder socialista ha ido apretando durante los últimos días el play y el stop, dos grupos de asesores han ido elaborando la estrategia. Uno, el político, está formado por sus próximos: Alfredo Pérez Rubalcaba, Jesús Caldera, José Blanco y Carlos Hernández. Ellos son los que, como instruía el maestro Fung de Xiaolín a sus discípulos, le aconsejan en el arte del ataque y con qué respuestas ha de cubrirse de la ofensiva de su oponente.
El otro, el técnico, es el integrado por el personal monclovita: José Enrique Serrano y Enrique Guerrero, director y subdirector de gabinete, e Ignacio Varela, asesor electoral del PSOE. El suyo es un trabajo más confuciano, el de fijar los mensajes. Lo hacen elaborando fichas temáticas sobre temas que abarcan desde la sanidad a las infraestructuras, el terrorismo o la ley de igualdad. Cada una de ellas incluye una frase tipo y una letanía de argumentos listos para rebatir cualquier respuesta que lance el contrario. Hay cartulinas de datos, de respuestas, de ataque.
Zapatero escucha, lee y repasa. Ayer y el sábado se tomó la tarde para «estudiar». Hoy comerá en familia y hará lo mismo. Será el último preparativo de una cita en la que usará la misma actitud que tiene en los mítines. Un cóctel de optimismo, confianza y futuro que nuble a los ojos de los televidentes el catastrofismo con el que se supone atacará el PP.