El adiós de una leyenda que despegó en el Teresa Herrera

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Héctor Núñez falleció en Madrid a los 75 años de edad

21 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La edición de 1958 del Teresa Herrera pasaría por ser una más del histórico torneo coruñés si no fuese por Héctor Núñez (Montevideo, 8 de mayo de 1936- Madrid, 19 de diciembre del 2011), uno de los delanteros del Nacional. Su habilidad para el remate, que le acabó otorgando el trofeo a los uruguayos, enamoró a los ojeadores de los equipos españoles. Él ya era una figura contrastada en su país. Había ganado dos títulos ligueros y había sido reconocido un año antes como el mejor futbolista de aquel campeonato. Pero su brillante actuación en Galicia le valió para despegar en Europa, para hacerse un hueco en la competición española.

Aquel verano, el Valencia pagó 14.000 dólares por hacerse con sus servicios. Durante siete temporadas defendió los colores del equipo de la ciudad del Turia. Consiguió 84 goles, dos Copas de Ferias y dejó un recuerdo imborrable en la afición. Saltó al Mallorca una campaña y colgó las botas en el Levante, ya en Segunda División. El final de su carrera como futbolistas alumbró el inicio de su etapa como entrenador.

La selección nacional

Ejerció de preparador en varios equipos españoles, entre ellos, Atlético de Madrid, Valencia, Tenerife, Valladolid, Rayo o Calvo Sotelo. Pero, sin duda, su gran logro en los banquillos llegó en la selección de su país. Este hijo de emigrantes gallegos asumió la dirección del combinado uruguayo en 1994. El 23 de julio de 1995, Héctor Núñez convertía a la celeste en campeona de la Copa América. Lo hacía de la mejor manera posible, en casa y frente a Brasil. Arropado en el talento del Príncipe Enzo Francescoli y la fuerza de Gustavo Poyet y Daniel Fonseca, el técnico hizo frente a una canarinha plagada de estrellas. Roberto Carlos, Dunga, Taffarel o un jovencísimo Ronaldo perdieron a los penaltis una competición en la que partían como claros favoritos. A partir de ese momento, Héctor Núñez alcanzó para siempre un lugar en el recuerdo de todos los uruguayos.

Núñez falleció el martes en Madrid tras una larga enfermedad. Durante todo el día se sucedieron las muestras de dolor en el mundo del fútbol. «Fue una persona honesta que amaba este deporte», aseguraba a la agencia EFE Gustavo Poyet, uno de los integrantes de aquella selección por la que se ganó la eternidad. «Necesitaba -explicó- que jugara en una posición que era la mía, pero me convenció y aquello funcionó. Hizo que me sintiera importante».