Madera de líder

Murillo

CDLUGO

27 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Este Lugo está demostrando que, con altibajos y todo, ha asimilado las constantes vitales de un equipo altamente competitivo y hasta con cierta madera de líder. Al menos, tiene la virtud de aprovechar la bonanza de su calendario para haberse encaramado a un liderazgo en solitario, que muestra que mantiene las constantes vitales de aspirante al ascenso que adquirió la temporada pasada. El equipo de Setién confirmó en Alcalá su candidatura a la promoción, pese a que el 3 a 1 fue más sufrido de lo que expresa el marcador. Y eso sucedió porque, frente a la virtud encomiable de su ambición permanente, padeció sus carencias defensivas, especialmente en el juego aéreo. Ahí le superó su rival en el último tercio del partido, cuando los centros por banda y las diagonales desde la propia zaga local superaron casi siempre las cabezas de los zagueros lucenses. Y al Lugo le salvó que los delanteros del Alcalá nunca conectaron con el testarazo fácil que se les brindó porque, de lo contrario, hubiesen puesto muy cuesta arriba el triunfo lucense. Ni el propio portero, Diego Rivas, salvo contadas ocasiones, dominó su área, quedándose clavado en la línea de meta en balones que eran obligatoriamente suyos. Además, la falta de recuperadores en la medular, siempre les brindó a los locales segundas y hasta terceras jugadas. Porque ni Rubén García, ni Javi Rey ni mucho menos Zarandona, después, poseen esas virtudes defensivas. El salvavidas del Lugo radicó en su poderío ofensivo, alumbrado por un extraordinario Berodia, cuya calidad, cuando comparece en escena, desequilibra por sí mismo un resultado. Si, además, Javi Rey, Luismi e Iván se solidarizan con un juego ofensivo demoledor en la recuperación, en el caso de Iván, y el pase en el de los demás, amén de la realización, el puzle atacante resulta letal para aprovechar los espacios y el contraataque. Ese guión le llevó al Lugo a acariciar la goleada, si Iván, en un fallo infantil, no hubiese desperdiciado el cierre del partido, e impedir el sufrimiento final. Además, los lucenses tuvieron el mérito añadido de superar un césped altísimo e irregular y un pésimo arbitraje.