El hermano de Iván Carril, Jonathan (de 27 años, uno más que el jugador del Ried), fue la avanzadilla familiar al fútbol austríaco. El Grodig fue su destino. El equipo luchaba por mantener la categoría. Y lo consiguió. Con el deber cumplido, Jonathan declinó renovar su contrato y ahora escucha ofertas, también las procedentes de Austria. «No me importaría continuar en esta Liga. En dos años he visto lo bien que funciona, estuve muy a gusto y he perdido el miedo a jugar en el extranjero, aunque ya no tenía mucho, la verdad», resume.
Una lesión de tobillo dejó fuera de combate a Jonathan Carril después del parón navideño. A pesar de ello, el club le ofreció la ampliación de su vínculo, aunque las discrepancias económicas impidieron el acuerdo final.
Al igual que su hermano, siguió desde la distancia las evoluciones de los equipos gallegos de máximo nivel, en especial en los que militó. «A pesar del resultado inicial, espero que el Racing de Ferrol ascienda; me he quedado impresionadísimo por el descenso del Pontevedra y en cuanto al del Deportivo, ya llevaba varios años jugando con fuego y el que hace eso, acaba quemándose. Estaba inmerso en una dinámica que indicaba que si no era este año, sería probablemente el próximo. Aún con esas, no era el equipo con más posibilidades de descender», analiza.