David Cal se da un festín en Verducido y recibe el calor de los aficionados

Xabi Otero PONTEVEDRA/LA VOZ. PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA

El cuádruple medallista olímpico se impuso con mucha comodidad en el C-1 1.000 y con solvencia en el 500

29 ago 2010 . Actualizado a las 03:29 h.

Xabi Otero David Cal se dio todo un festín en Verducido. El cuádruple medallista olímpico afrontó el Campeonato de España con el firme propósito de lograr el triplete y restaurar el orgullo rasgado por la mala salida efectuada en el control de hace unas semanas en el C-1 200 que le impidió doblar en el Mundial de Poznan. Y por supuesto, pretendía dejar claro que ahora mismo no hay nadie que le pueda hacer sombra a nivel nacional, entre otras cosas porque su capacidad de sufrimiento en las concentraciones no parece tener límites, y eso luego se nota en el agua.

Cal vio cumplidos parte de sus anhelos al lograr el oro en el ?C-1 1.000 y 500 metros. José Luis Bouza tuvo que conformarse en ambas ocasiones con la segunda posición. Buzo no pudo hacer nada para frenar al cangués, que volvió a demostrar estar pletórico de forma y algo herido en su orgullo después de las críticas vertidas desde algunos sectores durante los meses de primavera y principios de verano.

Eso quedó patente por la mañana. El morracense remó como un poseso en el C-1 1.000 metros y se aseguró la victoria cuando aún quedaba mucha prueba por delante. Marcó un excepcional tiempo de 3:51,732 milésimas y aventajo a Buzo en casi tres segundos y medio pese a que se dejó ir en los últimos metros. Toda una exhibición que levantó los aplausos de los aficionados y piragüistas presentes en el pantalán. Nadie como él necesitaba una muestra de cariño tan grande después de sufrir en silencio, una vez más, las dudas sembradas sobre su estado de forma.

Y por la tarde más de lo mismo. David Cal se situó pronto en cabeza, pero se encontró con el agua como gran enemigo a mitad de carrera. El oleaje le pasó factura y la piragua comenzó a llenarse de agua con tanta celeridad que el cangués llegó a creer que no podría alcanzar la línea de meta. Ese percance y el arreón final de Buzo sirvieron para poner un poco de emoción a las últimas paladas. Aún así, el morracense se anotó su segunda medalla con una renta de 695 milésimas, que fueron suficientes para volver a recoger el calor de los congregados en el pantalán. Ahora, intentará redondear la faena logrando el triplete con otra medalla de oro en el C-1 200 metros, en donde ya adelantó que espera mucha guerra porque André Oliveira está fuerte en esa distancia.

«Estoy contento porque por la mañana gané en el 1.000 con muy buenas sensaciones. Salí fuerte, me puse delante con un ritmo duro y tampoco tuve que subir más porque adquirí bastante ventaja durante la carrera. Fue muy cómoda», explicó David Cal, quien reconoció que sufrió más en el 500.

«Se me hizo bastante dura porque había muchas olas. Fue entrando agua y cada vez llevaba más peso en la canoa», explicó el de O Hío.

«Llegué lleno de agua porque la canoa cada vez iba más abajo y entraban más olas. Tuve que reservarme para tratar de llevar la piragua derecha», aclaró.

Bouzas remó con dolor

Buzo también se mostró satisfecho con su actuación en el 500. «David Cal está moi forte e que estivera preto del é moi bo sinal. Tiña o ombreiro moi danado e, por iso, creo que o ano que ven haberá unha loita moi bonita entre eu máis el para representar a España no Mundial. Pola mañá estiven máis lonxe porque tiña máis dor e no 500 xa me sacaba unha barbaridade», afirmó.