España se estrena contra Francia, un equipo muy físico que podría hacernos daño si es capaz de desplegar su velocidad. Como primer partido del Mundial, lo más importante es que la selección sea fiel a su manera de jugar. Empezar bien, con dinamismo y un ritmo alto, puede resultar fundamental. El equipo de Scariolo es superior en el juego interior, por lo que una de las armas puede estar en los pívots, a los que se debería nutrir de balones. Si España es capaz de jugar con dinamismo, el rival no se sentirá cómodo. Para lograrlo, una de las claves residirá en controlar el rebote. Además, Marc Gasol y compañía pueden hacer mucho daño si se adueñan de los rechaces en el aro rival y, de esta manera, controlan el ritmo de partido.
El último partido de preparación, contra Estados Unidos, puede haber sido muy positivo para la selección. Entonces, casi como si se tratase de un encuentro oficial, a España le costó entrar en juego. Pero tuvo una muy buena capacidad de reacción. Los mayores problemas llegaron cuando los norteamericanos apretaron las líneas de pase, algo que Francia intentará repetir hoy apoyado en sus buenas cualidades físicas. La solución apareció en el segundo tiempo, cuando los de Scariolo movieron el balón rápido y generaron ventajas al encadenar tres pases. El primer partido nunca es sencillo, pero el equipo está preparado. La mayor duda puede surgir de la adaptación de Raúl López, sustituto de Calderón a última hora.