Su falta de acierto ante la meta rival y los errores en defensa lo condenan a una nueva derrota
06 may 2010 . Actualizado a las 09:56 h.El Dépor sigue sin encontrar su camino hacia el triunfo. Al Osasuna le bastó media hora para dar cuenta de un rival sin suerte y sin intensidad, pero al que ayer, además, lo lastró la falta de puntería. Riki marcó al fin, sí, pero los coruñeses marraron un puñado de ocasiones que les hubieran acercado, quizá más que nunca, a la victoria.
Una hora de Valerón pareció dar una nueva medida de los coruñeses. En Pamplona faltaron Sergio y Antonio Tomás, sus últimas referencias en la creación de juego, pero apareció el Flaco. Y, si está enchufado, como ayer, eso es mucho. El canario se cansó de asociarse con sus compañeros y dejó algunas pinceladas de su mejor fútbol, el que se le había echado en falta el resto de la temporada.
Faltaron puntería para aprovechar los regalos del Flaco y, sobre todo, consistencia defensiva. El cuarteto formado por Camuñas, Pandiani, Aranda y Juanfran acuchilló una y otra vez a un Dépor de mantequilla. Inconsistente en las bandas y fácilmente abordable por el centro, a los coruñeses les faltaron varios grados de intensidad defensiva para frenar el talento de un equipo que luchaba ayer por sellar su permanencia en Primera. Ni tan siquiera Aranzubia estuvo fino. El que nunca falla, el futbolista más regular de un equipo que no frena su declive, pifió en los dos primeros goles del Osasuna y ahí comenzó a desmoronarse su equipo.
En el primer gol, Camuñas se le adelantó después de la jugada por la derecha de Aranda y el centro al segundo palo que cabeceó Pandiani. Riki devolvió la esperanza con el empate, pero unas manos blandas del meta tras un cabezazo aparentemente cómodo de Pandiani, que se adelantó a Colotto, y el 3-1 de Juanfran, que recibió una asistencia de Aranda, sirvieron de jarro de agua fría.
Riki rompe la racha negativa
Pero los coruñeses porfiaron y ofrecieron una imagen más aceptable, más cercana a la propia de un equipo de la máxima categoría española. O fue eso, o que su rival tampoco dio una a derechas en la retaguardia. Además del gol de Riki, que evitó establecer una nueva plusmarca negativa en la historia del Dépor, en ese caso la del medio millar de minutos de sequía anotadora, los gallegos disfrutaron de no menos de una manita de ocasiones claras, lo que se convirtió en noticia. Casi todas protagonizadas por el delantero madrileño, perfectamente sincronizado con Valerón, quien incluso cabeceó con peligro a la portería de Ricardo tras un medido centro de Añón en los últimos lances de la primera parte. Pero Riki había errado dos oportunidades más: una en la que se quedó solo ante Ricardo tras recuperación de Juca y quiso ajustar demasiado al palo, y otra más, quizá hasta más clara, cuando se adelantó a todos y se elevó para rematar en el primer palo una falta botada por el brasileño.
La presencia en el mediocentro del seis blanquiazul y Rochela restó creatividad a su equipo, pero incrementó su dinamismo de pasados partidos y, sobre todo, le concedió a Valerón todo el protagonismo. Con el fondo físico justito y sustituido a la hora de juego, dejó algunas perlas de su admirable visión de juego y eso le bastó para sembrar pavor en la zaga osasunista, tan nerviosa que por momentos pareció capaz de tirar a la basura lo que sus compañeros habían conseguido en la otra área.
Por suerte para Sergio y Flaño, los sorprendentes fallos de Aranzubia evitaron que sus errores tuviesen más trascendencia en el partido. Solo Lopo, que estrelló en el larguero uno de esos disparos que en la primera vuelta de la Liga «metía con el trasero», como diría él, pudo animar el tramo final de un partido que el Osasuna terminó por congelar.