Curro Segura, con ojos vidriosos, hizo balance: «La sensación que me queda es de orgullo por haber trabajado con un grupo de jugadores que se han dejado todo en la pista. También de insatisfacción por no haber conseguido el objetivo para el cual se me fichó y por lo cual me siento absolutamente responsable. Aquí ni Docobo, ni Juane, ni Alberto Blanco ni nadie es más responsable que yo, por lo que me siento mal. A la afición solo puedo darle gracias por cómo nos ha tratado y ha ayudado al equipo».
El técnico recordó que, en verano, el Obradoiro entraba en todos los pronósticos como firme candidato al descenso. Pero luego llegó una primera vuelta en la que se generaron «unas expectativas no reales».
Antes de que empezase la temporada, Segura avanzaba que quedaba un camino muy largo y costoso. Y no le hacía ascos a la posibilidad de jugarse la permanencia en la última jornada, en Sar, frente al Estudiantes. No va a ser así, pero faltó poco: «Hubiera sido lo normal si hubiéramos sido capaces de ganar a Murcia, a Alicante, hoy (por ayer), o cualquiera de los partidos de casa que perdimos en la segunda vuelta».
El técnico andaluz apuntó que el Obradoiro hizo un buen baloncesto cuando «pudo trabajar con tranquilidad». Y calificó como «determinantes» las bajas que se multiplicaron. «En los equipos que se salvan cada año en la ACB, la clave es que han tenido estabilidad y no se han puesto nerviosos. Nosotros no hemos tenido esa estabilidad por diferentes motivos, el principal las lesiones. Estabilidad en el grupo de trabajo, en la plantilla y todo lo que rodea al equipo. Y este año nos ha faltado», apostilló.
Curro Segura admitió que la contratación e Massey había sido «un punto importante». «Ahí la cagamos enormemente -continuó-. Tratamos de que ese error no afectara al resto. Ese error con Héctor sano, Nihad sano, Vasileiadis sano, habría sido mucho menor».