Con Xavi Pascual, el técnico que sustituyó a Dusko Ivanovic al frente del Barcelona, ha regresado la mejor versión de Fran Vázquez, del espigado niño que abandonó con 15 años las porterías de fútbol de su Chantada natal por, de la mano de Moncho López, un duro aprendizaje en el proyecto siglo XXI de Lugo. Debutó en la ACB en febrero del 2002, con el Unicaja; posteriormente, tras una corta cesión en el Bilbao, recaló, también cedido en el Gran Canaria, donde confirmó las expectativas que había despertado un imponente físico de 2,09.
Tres años después de su estreno en la élite, Fran se dio de bruces con el estrellato cuando fue elegido en el numero 11 del draft de la NBA del 2005. Rechazó la oferta de los Magic de Orlando y aceptó la del Akasvayu Girona, bastante más atractiva en el plano económico que en el deportivo. La estrella de Fran the man, como le había bautizado la prensa norteamericana, empezó a diluirse de forma repentina.
Un año antes de que la crisis inmobiliaria se tragase al Akasvayu, el Barça fichó al pívot gallego, aunque sus prestaciones, con Dusko Ivanovic en el banquillo, fueron más bien discretas. La suerte de Fran Vázquez cambió con el despido de Ivanovic y la llegada de Xavi Pascual, a mediados de la temporada 2007-2008. El actual entrenador del Barcelona confió en Fran y el gallego respondió. La campaña pasada fue el MVP de la jornada en varias ocasiones, formó parte del quinteto ideal de la Liga y, sorprendentemente, antes de que Scariolo hiciera pública la convocatoria para el Europeo, Fran Vázquez renunció a ser seleccionado.
Esta temporada sigue siendo el jugador que deslumbró en Málaga y en Canarias y el mismo que enamoró a la mitad de los ojeadores de la NBA. Ningún otro jugador de la ACB es capaz de ofrecer tanto y tan bueno como Fran Vázquez en los apenas 20 minutos que juega por encuentro. Está cómodo y feliz en la mejor plantilla de Europa y fuera de la NBA resulta imposible encontrar otro pívot de sus características. La NBA, para la que parece más preparado que nunca, le espera con los brazos abiertos. La selección le necesita. A él le toca decidir, pero lo hará después de intentar el asalto a la Euroliga.