Pablo Alfaro se estrena con victoria y remontada incluida en el derbi

Víctor López

FUTBOL GALLEGO

30 nov 2009 . Actualizado a las 17:38 h.

El Pontevedra se quedó con el derbi en el estreno de Pablo Alfaro como entrenador del conjunto granate. Su victoria en Barreiro se fraguó gracias a grandes dosis de oficio y efectividad. El Celta B no pudo aprovechar su ventaja inicial y terminó pagando caro el jugar más de media hora en inferioridad numérica.

En los primeros diez minutos ambos equipos parecían estudiarse, el filial céltico a su rival, y los pontevedreses a sí mismos. El nuevo técnico puso en práctica para su estreno un 4-2-3-1 en el que exigía a su equipo una presión constante en la salida del balón de los locales. Este período de estudio precedió al primer gol de los locales. Mateo realizó una buena jugada en la frontal del área y gracias a la permisividad de Baquero, reconvertido en lateral izquierdo, pudo dar una asistencia perfecta a Álex López. El goleador celeste - lleva cinco tantos en esta campaña- acertó a conectar un potente zarpazo ante el que no pudo hacer nada Orlando Quintana.

Tras este tanto, parecía que podía darse un cambio de dinámica pero no fue así. Los celestes llevaban el peso incluso con más claridad que antes de tener el marcador en contra. Las oportunidades granates solo podían llegar a la contra, o en una acción de estrategia. Con esta última baza fue con la que se produjo el empate. Una falta que lanzó Santi Amaro la tocó Charles en la línea de fondo y con la concesión de la zaga celeste Baquero marcó a placer.

A partir de este momento, el Pontevedra fue otro. Empezó a creer en sí mismo y a proponer una emboscada en la que atrapó al contrario. Retomó la presión inicial en la que ahogaba a Candela y Cristián, y lograba que la pelota pasase mucho menos tiempo en poder del contrario. En una de esas recuperaciones logró hacer llegar a Pepe Aicart un balón a muchos metros de la portería. Su violento disparo batió a Sergio. Un golazo con el que el ex céltico rubricaba su exitoso regreso a Barreiro.

Al descanso el Pontevedra había logrado remontar un partido en el que le había costado entrar pero del que terminó siendo dueño. Nada más empezar la segunda mitad el partido se volvió loco, y luego el trío arbitral. Primero el Pontevedra reclamó un penalti por mano de Víctor que el colegiado no vio, y después Cristián tuvo la única posibilidad para su equipo de restablecer la igualdad.

El desconcierto arbitral

Alfaro logró que su equipo echase mano de las virtudes que él tenía como futbolista. No hubo más partido. Continuas interrupciones lo impidieron, y una lamentable actuación del colegiado. Gómez González expulsó a Oriol para después perdonarle olvidando que ya tenía una amarilla del primer tiempo.

En provocar este entuerto perdió cuatro minutos con consultas a uno y otro asistente para terminar equivocándose permitiendo que el punta continuase en el campo. Después echó al céltico Richi, y el partido ya no tuvo más historia.

La guinda para los pontevedreses la puso el ariete Iban Espadas con un gol que devolvió la sonrisa a su equipo, y le permite verse otra vez en la pelea por las primeras plazas. Los locales siguen su caída de la zona noble y ya acumulan siete jornadas sin ganar.