Con la llegada del santanderino al banquillo, el Lugo contrata como técnico a un ex futbolista conocido por su carácter y su fama de decir lo que piensa a la cara
12 jun 2009 . Actualizado a las 10:01 h.Quique Setién (Santander, 1958) llegó a internacional como jugador. Como entrenador, ha tenido suerte dispar. Ascendió con su Racing, pero no terminó la temporada con Ejido y Logroñés. Llega con ilusión al Lugo, y espera corresponder a las expectativas que ha generado su fichaje.
-Desde su fichaje, se ha convertido en un tema estrella en las conversaciones en Lugo
-Estoy encantado de ir. Tengo el deseo de cubrir las expectativas que han puesto en mí. Lugo tiene un proyecto de club que me gusta y suscribo, por encima de otros equipos que quizás tengan expectativas más grandes y después no las pueden cumplir, se embargan y a los dos meses no cobran los jugadores y se generan conflictos.
-Se prevé un verano movido en el mundo del fútbol.
-Sí. El funcionamiento de los clubes de fútbol ya era un desastre antes de la crisis. La mayoría han vivido por encima de sus posibilidades, en todas las categorías. Esto los lastra, pone en juego su supervivencia. Todos sabemos la vinculación que existe entre el fútbol y el ladrillo y la crisis ha ahondado la situación difícil que ya atravesaban. El Lugo es de los pocos que ha funcionado con seriedad, un club que no se aventura en cosas que no puede cumplir.
-Usted ha lidiado con algunos de los presidentes más peculiares del fútbol español. ¿Qué le queda de esas experiencias?
-Siempre me ha resultado difícil convivir con gente que tiene otros intereses por encima del deporte, que todo lo traduce a números. Comprender la esencia del fútbol no está al alcance de cualquiera, y esta gente que llega, y no tiene ni idea, e intenta manejarlo, que cree que las cosas salen por que sí, porque tienen mucho dinero...
-¿La peor experiencia la tuvo en el Racing con Piterman?
-Pues sí. Él venía con unas pretensiones estratosféricas, incomprensibles para el Racing. Lo primero que dijo es que aspiraba al título. '¿Y por qué no puede ser?', decía. Pues porque Zidane gana mil millones y yo tengo jugadores que ganan diez. Puedes tener un momento de gloria porque se han alineado los astros, pero no es lo habitual. Entonces le dije: 'Usted es el dueño del club, el que ha puesto el dinero, pero yo no lo comparto, si podemos arreglar para rescindir el contrato... No duramos ni un día, una conversación tuve con él; no fue necesario más.
-También vivió una experiencia negativa en el Logroñés.
-Allí estaba Agustín Abadía, y me llamó. Se esperaba recuperar el prestigio perdido después de unos años malos. Había unas expectativas enormes, y al segundo mes los jugadores no cobraban. Ahí se acaba todo. Una situación cotidiana en la Segunda B.
-¿Ha bajado el nivel de la Primera División?
-Ha disminuido la calidad, hay menos jugadores con imaginación, con sorpresa. Los equipos se han vuelto demasiado planos. Incluso el Madrid, que a pesar de haber hecho unos números excelentes, su juego ha dejado mucho que desear. Es imposible jugar bien si no se tienen buenos jugadores. Lo importante es tener una continuidad, saber a qué se juega. El Barcelona ha marcado la diferencia no por sus jugadores, sino porque sentían como propio el estilo del club. Luego los asocias, y es cierto que tienen una calidad extraordinaria. Pero tú sacas a Iniesta y lo metes en el Madrid y hubiera descendido su nivel de juego una barbaridad. La ventaja del Barcelona, que mantendrá en los años próximos es que saben a qué juegan y que tienen un entrenador que les ha implicado y les ha puesto un poco de orden.
-¿Qué le parecen las cantidades que están manejando algunos equipos como el Madrid en sus fichajes?
-Me parece bien que se gaste siempre que se genere, y estos futbolistas son de los que pueden hacerlo. Lo peor es que equipos como el Racing se gasten siete millones en Tchité, un jugador que ha estado en la grada.
-¿Qué opina de la polémica actual sobre la compra de partidos?
-Siempre he tenido conocimiento. No es más que la tensión tan bestial con la que afrontan el final muchos clubes. El fútbol español es un desastre. No se puede permitir que tantos vivan por encima de sus posibilidades. El Racing empezó con un presupuesto de 43 millones de euros sabiendo que va a ingresar, yéndole bien las cosas, 22. ¿Cómo se puede consentir esto? Permitir la situación del Valencia, es esperpéntico. Cuando se llegan a estas situaciones, por evitarlo, se es capaz de cualquier cosa.