Un triunfo que volvió a fraguarse desde el sufrimiento

V. L.

VIGO

18 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El Celta cumplió ayer el expediente de resolver uno de los partidos más difíciles de la temporada. Ayer se convirtió en el primer equipo de Segunda que logra cuatro victorias de forma consecutiva. Un triunfo, que aunque careciese de fútbol, sirve para verse en la lucha por el ascenso. A una plantilla con esta calidad, y en un ambiente tan gélido como el que presenta Balaídos cada jornada, lo que cuentan son solo los resultados.

Mantener el 4-4-2

Pepe Murcia, a pesar de las dificultades de quedarse sin delanteros quiso mantener como fuese el mismo dibujo táctico de los últimos partidos. No le quedaban delanteros puros tras la lesión de Dinei, pero insistió en el dibujo sin considerar la opción del 4-2-3-1 con Trashorras como creador del juego de ataque celeste. Este Celta apuesta por la contra como su arma más efectiva, por eso poner los partidos de cara pronto es fundamental para obtener un buen resultado.

La vuelta de Edu Moya

Las dos malas actuaciones de Fajardo en sus dos últimos partidos le llevaron a la suplencia. Edu Moya recuperó la titularidad en un once que tenía tres cambios. El Celta ha probado con sus tres laterales derecho en esta temporada sin que ninguno haya convencido al técnico. Esta semana puede ser la de más rotaciones en lo que resta de temporada por el hecho de jugar tres partidos en ocho días, por eso se puede explicar tanta modificación.

Los cambios de Pepe Murcia

Una de las cuestiones que más se le ha criticado al entrenador cordobés desde que llegó al banquillo celeste, es lo mucho que tarda en realizar sustituciones. Ayer, tuvo una obligada por la lesión de Dinei pero después volvió a retrasar sus modificaciones. La primera parecía obligada, con Michu por Oubiña. La segunda fue crucial.

Primer gol a balón parado

Una vez más, el técnico reservó para los minutos finales la entrada de Roberto Trashorras. Se echa de menos en partidos de tanta vulgaridad un toque de clase. El de Rábade salió al campo y el primer balón que tocó fue gol. Sacó una falta de forma magistral que Michu convirtió en tanto. Fue el primer tanto celeste de la temporada, tras una acción a balón parado.

Solidez defensiva

Todo el amargor que el Celta experimentó en su parte ofensiva, fue placidez en su defensa. El cuadro vigués parecía el típico equipo italiano capaz de aburrir al contrario con su defensa en espera de un fallo del rival. Su paciencia tuvo premio en los minutos finales y se llevó una victoria en la que Notario no tuvo trabajo durante todo el encuentro.