De la euforia al diván. Las derrotas contra el Sevilla y el Barcelona llevan al Dépor a estrellarse contra una realidad que pensaba superada. A un fenomenal 2007 le siguió un regalo de Reyes aleccionador. La victoria de Getafe disparó las expectativas de un equipo que se veía de nuevo en posiciones europeas y a un paso del sueño dorado de la Champions. Todo pintaba de rosa.
Hasta que los enfrentamientos contra el Sevilla y el de ayer frente al Barcelona se convirtieron en un jarro de agua fría. Unas ilusiones fundadas hace un año, el 17 de enero del 2007, cuando el Dépor derrotó al Valladolid en Riazor y comenzó su remontada desde las posiciones de descenso hacia Europa. Basado en la seguridad defensiva y el puntual, pero suficiente, acierto de sus remates, el conjunto coruñés fraguó un estilo que los grandes amenazan ahora con aniquilar a fuerza de goles.
Dos tantos a favor y trece en contra se convierten en el pobre bagaje coruñés en sus cuatro últimos encuentros, dos correspondientes a su eliminatoria copera. Pero el peor dato es que su caudal ofensivo ha ido decreciendo con el paso de los minutos. Omar Bravo y Bodipo, que hasta ayer defendía su racha anotadora en la Liga con sendos goles en las tres últimas jornadas, sostuvieron el protagonismo ofensivo de su equipo. Si el Sevilla y el Barça terminaron por sonrojarlo, los inmediatos duelos contra el Real Madrid y el Villarreal podrían sumirlo en una crisis de identidad.
El récord de los 50 puntos
El equipo catalán, que ayer alcanzó los 50 puntos, el mejor registro de la historia de la competición en la primera vuelta, no sufrió ni un disparo contra su portería, volvió a endosar cinco goles al Dépor. Ya van tres veces en la Liga. La primera se remonta a la temporada 1946-47 y la última, antes del varapalo de ayer, en la 1966-67. Pasaron 42 años para que el equipo coruñés volviera a sufrir un marcador así contra los azulgrana. El Madrid (46-47), el Valladolid (51-52), el Las Palmas y el Sevilla (55-56) y el Zaragoza (72-73) también golearon por 5-0 al Dépor.