Un gris Atlético de Madrid superó ayer su trámite contra el Orihuela con un empate sin goles, un castigo merecido para el decepcionante choque del equipo rojiblanco, incapaz de ganar al Orihuela, de Segunda B, y que jugó al filo de la prórroga durante los noventa minutos. El 0-1 del encuentro de ida, hace quince días, tuvo un valor incalculable en el duelo de ayer en el Vicente Calderón, en el que los madrileños, sin muchos de sus futbolistas habituales, acumularon fallos sobre la portería rival y acabaron pidiendo la hora, cuando el Coupet salvó el 0-0 en la prolongación.
El equipo rojiblanco creó varias ocasiones en la primera media hora. Un disparo de De las Cuevas, un cabezazo y dos tiros del uruguayo Diego Forlán, un centro de Pernía sin rematador y un potente y ajustado lanzamiento de falta del francés Sinama Pongolle, despejado con una ágil estirada por Burgada, confirmaron la superioridad del Atlético, aunque sin goles. Por eso el Atlético fue despedido con pitos en el descanso.
Tampoco funcionó el Atlético en la segunda mitad, en la que vivió al filo de la prórroga, inimaginable antes del partido, pero aún posible para el Orihuela a falta de un cuarto de hora para la conclusión del duelo, en el que la desaparición ofensiva del equipo alicantino tampoco calmó la inquietud del bloque rojiblanco.