El Racing se toma un pequeño respiro, ya casi tenía un pie metido en el infierno, gracias a un agónico triunfo por 2-1 frente al Sestao River en un partido disputado ayer en A Malata. El gol de la victoria de los ferrolanos llegó merced a un penalti, que desde la grada parece riguroso, con el que el árbitro asturiano, Pablo Espiñeira Pello, castigó a los vascos en el minuto 89 de partido. Jonathan Martín, uno de los capitanes del equipo, fue el encargado de lanzar la pena máxima, engañó al portero Oier y envió el balón al fondo de la red.
El triunfo de los ferrolanos fue agónico, ya que los cinco minutos que el árbitro añadió al partido fueron interminables para los jugadores y para los aficionados en la grada. Tras cuatro jornadas consecutivas sin conocer el triunfo, los racinguistas necesitaban esta victoria como el comer.
El equipo ferrolano ofreció, al menos en la primera parte, una imagen y un juego acorde con un equipo que quiere pelear en la parte alta de la zona clasificatoria. El lucense Paco Corredoira, a los 13 minutos, acabó con una mala racha de cuatro partidos sin marcar, casi 400 minutos. Ir por delante del marcador facilitó mucho el trabajo de los ferrolanos que por momentos tocaron el balón, entraron bien por los extremos e incluso dispusieron de ocasiones para hacer un segundo tanto.
La defensa de las jugadas a balón parado fue, una vez más, un quebradero de cabeza para los racinguista. A los cinco minutos de juego Txomin, tras un saque de esquina, remató un balón al larguero.
El tanto de las vascos llegó en el primer minuto de la segunda parte, tras un mal entendimiento entre Jonathan Martín y su portero.
En esta segunda mitad, el Racing dominó pero creó poco peligro hasta que llegó la jugada del penalti.