Varios jugadores del Racing encuentran tiempo para los libros. Corredoira, a una asignatura de acabar Derecho, y Piña, ya diplomado en Empresariales, lo explican
03 may 2008 . Actualizado a las 03:45 h.Llega la hora de la verdad, en el fútbol y en los estudios. Con el deporte universitario español en pañales y el dinero rápido del balón como tentación, pocos profesionales los compatibilizan. A mayor prestigio, menos casos. En el vestuario del Racing al menos tres jugadores mantienen los libros a mano. Paco Corredoira, a punto de terminar Derecho, y Queco Piña, ya diplomado en Empresariales y camino de licenciarse en Económicas, charlan sobre su experiencia.
Paco Corredoira alternó con naturalidad libros y fútbol. Quizá porque llegó tarde al deporte de élite. «Cuando empecé la carrera en Santiago, jugaba en Preferente en el Villalbés. ¡No podía pensar solo en el fútbol! Estudiar era lo principal, y jugaba para pasar el rato. Después, con veinte años me firmó el Compostela B y muy pronto me vi jugando en Segunda», recuerda.
A medida que se consolidó su trayectoria como jugador, relajó algo los estudios, porque tenía tiempo para terminar la carrera. «Fui siempre a clase, hasta que fiché por el Numancia. Antes, al irme a Eibar, cambién el expediente de la Universidad de Santiago, cuando iba por cuarto, a la de Deusto. En Ipurua entrenábamos por las mañanas y por las tardes iba a clase como cualquier alumno», explica.
Futuro opositor
Será licenciado cuando apruebe Administrativo II. «A ver si puedo presentarme en junio», calcula. Los meses que pasó lesionado en la rodilla le hicieron darle vueltas a su futuro: «Me gustaría opositar, pero no sé a qué. Tengo que pensar a qué me gustaría dedicarme porque es una decisión para toda la vida».
A sus 28 años, Corredoira ve difícil incentivar o presionar a los futbolista para que estudien y se labren el futuro profesional para cuando cuelguen las botas. «Tiene que salir de cada uno. Además, habrá gente que prefiera trabajar y no estudiar. Y este es un mundo en el que desde muy joven te encuentras con una cantidad de dinero importante, lo que complica todo», matiza.
Tanto Queco Piña como Corredoira encontraron siempre plena colaboración en sus entrenadores y profesores para faltar a entrenamientos y cambiar fechas de los exámenes. El portero creció escuchando en casa las experiencias de su padre, el ex jugador del Deportivo y ex entrenador del Racing Ramón Piña. «Ahora no hay ningún problema. Antes me decía que a los entrenadores no les gustaba que los futbolistas estudiasen».
A Piña siempre le inculcaron en casa la dedicación a los libros. Y no hizo falta coacción alguna. «Nunca me amenazaron con dejarlo porque siempre fui buen estudiante y podía compatibilizar todo. Sí es más difícil cuando ves el tiempo libre de los amigos y que a ti te falta. Pero el fútbol es algo efímero. Ahora estás arriba y la semana que viene abajo. Los estudios son una forma de asegurarse el futuro», comenta el portero, que ha ido creciendo profesionalmente cada año. En sus inicios no tuvo demasiadas tentaciones, pero sí sufrió problemas burocráticos.
Repetir curso
«Yo empecé los estudios universitarios en Coruña, con la diplomatura de Empresariales. Al irme a Vigo perdí un año porque tenía todo primero aprobado, menos una asignatura, y solo me convalidaron dos. Tuve que repetir casi todo el curso», recuerda de cuando llegó al Celta B.
Después fichó por el Ourense, otro modesto. No se planteó abandonar los libros y además pudo cambiar su expediente a otra facultad sin dificultades. «En Vigo no iba mucho a clase porque nos cambiaban los entrenamientos, disputamos durante meses la Copa Federación, con viajes largos entre semana... En Ourense resultó sencillo organizarme porque entrenábamos siempre por las mañanas e iba todas las tardes a clase. Allí saqué adelante casi todo segundo», recuerda. En su etapa de Lalín cayó casi todo tercero. Y en Ferrol terminó la diplomatura en Empresariales, todavía matriculado en Ourense para evitar problemas con su expediente.
Cambio de compañeros
Vivió en A Coruña, Vigo, Ourense, Lalín y Ferrol, y al pasar los años mantenía cada vez menos contactos con los compañeros. «Era cada vez más complicado conseguir apuntes, pero tuve la suerte de encontrarme siempre con buena gente y estoy muy agradecido», indica Piña. Para evitar problemas, ahora se matriculó en Económicas por la UNED, la universidad a distancia. «Mi novia también se metió en Derecho. Si no vas a clase, resulta más cómodo porque sabes bien lo que te entra, te dan facilidades y tienes la opción de ir un par de días a la semana a tutorías».
No se ve como representante de futbolistas, pero tampoco tiene muy claro qué futuro profesional buscará al dejar el deporte: «Me gustan el marketing, la publicidad y las relaciones públicas. Tampoco me importaría opositar o tener una empresa propia. ¡No lo sé! Todavía tengo tiempo. Quizá pueda montar una gestoría con mi novia, por nuestros estudios de Empresariales y Derecho. No estaría mal». Mientras piensa en la salvación con el Racing, prepara Macroeconomía y Economía Política. Pero es modesto: «Al no ir a clase me cuesta mucho».