Valverde supera a Schleck y a Rebellin, y gana su segunda Lieja-Bastoña-Lieja

Agencias

DEPORTES

28 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

En la Amstel Gold Race no pudo con Damiano Cunego y Frank Schleck. En la Flecha Valona, no pudo con la lluvia y el frío. Pero en la Lieja-Bastoña-Lieja, Alejandro Valverde pudo con todos. El ciclista del Caisse d'Epargne superó en la meta al italiano Davide Rebellin (Gerolsteiner) y a Frank Schleck (CSC) y conquistó su segunda victoria en la decana de las clásicas, una carrera que ya había conquistado en el 2006. El gallego Óscar Pereiro finalizó en el puesto 66.

La edición de este año presentaba un recorrido de 261 kilómetros y doce muros. La escapada más larga del día fue protagonizada por Markus Fothen (Gerolsteiner), Tom Stubbe (Française des Jeux), Pierre Rolland (Crédit Agricole), Pavel Brutt (Tinkoff) y David Kopp (Collstrop), que llegaron a contar con una ventaja de 11 minutos y medio en el kilómetro 57. Pero El High Road, el Silence-Lotto, Caisse d'Epargne y el Lampre tiraron del pelotón para abortar la fuga.

Las aventuras serias llegaron más tarde, con el ataque de Paolo Bettini. Pero fue el pequeño de los hermanos Schleck, Andy, también del CSC, dinamitó la carrera. Schleck y Stefan Schumacher (Gerolsteiner) dejaron atrás al pelotón. En la ascensión de la Roche aux Faucons, el muro que se estrenaba ayer, se les fueron uniendo Franck Schleck, Joaquim Rodríguez, Valverde y Rebellin. Por detrás se formó un grupo con Cunego, Cadel Evans y Chirstian Pfannberger. Purito Rodríguez no aguantó y quedó descolgado hasta unirse al trío perseguidor.

El tirón de Schleck

Andy Schleck dejó atrás a Schumacher y lideró en solitario la carrera durante unos minutos. Pero fue superado por su hermano, Valverde y Rebellin a 5 kilómetros de la conclusión. El podio ya estaba decidido. Por el triunfo lucharían tres corredores aficionados a incluir las clásicas en su palmarés. Después del habitual duelo de miradas y amagos que se produce en estas situaciones, el español lanzó su ataque. Arrancó a unos doscientos metros de la meta y su ataque resultó mortal para sus rivales.

Valverde señaló que esta victoria, en cierto modo, le satisface todavía más que la que había logrado en el mismo escenario en el 2006. «La verdad es que año pasado me quedé con mal sabor de boca por ser segundo, por eso creo que conquistar esta edición me da más alegría todavía que el primero», reconoció. El murciano alabó el trabajo realizado por todo su equipo y mencionó de forma especial la labor de Purito Rodríguez. Además, indicó que, como estaba previsto, la ascensión al muro de la Roche aux Faucons, que nunca se había subido en esta prueba, marcó la carrera. «Durante la semana fuimos a subirlo dos veces para conocerlo bien», reconoció.

El ganador dedicó su victoria a la memoria de su abuela, fallecida hace dos semanas.