Hamilton, el coleccionista de errores

DEPORTES

El piloto titular de McLaren acumuló tres graves pifias en Bahréin, una práctica que le llevó a dilapidar el título del 2007 cuando contaba con doce puntos de ventaja

08 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

En el desierto de Bahréin, Hamilton volvió a dar la de arena. El talentoso piloto de McLaren acumula ocho pifias graves en la fórmula 1, trayectoria que dura poco más de un año. Lewis juntó hasta tres razones para irse sonrojado del tercer gran premio de la temporada, con un aparatoso accidente en la sesión del viernes, un descontrol en la velocidad que le llevó a empotrarse contra Fernando Alonso y, en medio, una salida en la que volvió a liarse con la combinación de botones. ¿Qué pasó esta vez? «No tenía metida la marcha correcta y el anticalado entró de golpe», respondió el propio Hamilton, cuya versión confirmó un día más tarde el director general de McLaren, Martin Whitmarsh: «Fue un error de procedimiento, su máquina estaba en posición incorrecta, de ahí que le adelantara todo el mundo».

En McLaren ya están acostumbrados a oír la petición de perdón del inglés, capaz de dilapidar doce puntos de ventaja en la lucha por el título del mundo. Porque con tres pifias tiró por la borda toda la ventaja con la que McLaren afrontaba las dos últimas carreras del 2007. La primera sucedió en Shanghái. Allí, Lewis comenzó a perder velocidad de forma abrupta por culpa del desgaste en los neumáticos traseros. En lugar de moderar la velocidad, defendió su posición de forma enconada ante los ataques de Trulli y Raikkonen. Cuando encaró la entrada al pit lane, iba tan rápido y las ruedas estaban tan destrozadas que se deslizó hasta la gravilla de la puzolana, donde enterró buena parte de sus opciones de ser campeón.

Hamilton se guardó para Brasil las otras dos pifias que regalaron a Ferrari un título con el que no contaba. Nada más arrancar desde la segunda posición, vio como Raikkonen le superaba y Alonso le arrinconaba procedente de la cuarta plaza. Rodar por detrás del asturiano le habría dado la corona mundial, pero Hamilton optó por forzar hasta salirse de pista y perder otros cuatro puestos. A esa pifia reaccionó con otra: pulsó todos los botones de su volante, entre ellos el limitador que reduce la velocidad a ochenta kilómetros por hora (Kovalainen cometió el mismo error este año en Australia, con lo que el equipo le protegió el dispositivo). Cuando el software del volante volvió a estar apto para la carrera, otros diez coches ya habían rebasado al británico.

La primera, en Cheste

Fue en el circuito valenciano de Cheste donde Lewis Hamilton destrozó su primer monoplaza. Sucedió en enero del 2007, durante unos entrenamientos en los que el inglés salió ileso del espectacular accidente. Aquello le obligó a estarse de brazos cruzados durante la jornada siguiente.

En alguna ocasión, la metedura de pata de Hamilton ha acarreado problemas a terceros. Es el caso del Gran Premio de Japón, donde la lluvia obligó a participar en numerosas vueltas al coche de seguridad. En una de ellas, el inglés, líder de la carrera, llegó a colocarse a la altura del safety car (acción prohibida por la FIA). Sebastian Vettel y Max Webber, sus antecesores, aceleraron hasta toparse con el Mercedes y chocaron entre sí. Pese a todo y a las muchas horas reunido con los comisarios, Lewis no recibió ninguna sanción.