Diez años después de que Hugo Sánchez marcara su último gol con la camiseta del Real Madrid, su compatriota Andrés Guardado sueña con hacer el partido de su vida el próximo sábado en el Santiago Bernabéu (22 horas) . Sería una actuación que le serviría para reivindicarse en casa de un club que hace poco más de un año estuvo a punto de convertirse en el suyo.
En el verano del 2006, el Real Madrid llamó a la puerta del ahora deportivista para que se enrolara en las filas del Castilla, que iba a dirigir Míchel.
«Era un jugador que encajaba bien en nuestro proyecto, porque sabíamos que tanto lo podíamos utilizar como lateral (en México era carrilero en una defensa de cinco) o como extremo», explica el director de la cantera del Real Madrid, que el año pasado también fue entrenador del Castilla.
Así, la primera misión de Guardado sería suplir la vacante dejada por Filipe, que ese verano dejó la casa blanca para enrolarse en el Deportivo.
«Eran momentos en los que el Madrid estaba buscando gente joven para, en un futuro, sustituir a Roberto Carlos. Es verdad que entre los varios que manejaron estaba el mío. Pero no fue mucho más allá la cosa», explica Guardado.
Acuerdo total
Míchel descubre que existía un acuerdo total con el futbolista y con el Atlas, club que finalmente se echó atrás. «El jugador estaba de acuerdo en venirse cedido. Tenía muy claro que era una gran oportunidad para él y no la quería dejar pasar. Su club también parecía de acuerdo. Pero, de repente, los directivos dijeron que o pagábamos su traspaso completo o que no había negocio. Descartamos la operación, porque en aquel momento no nos pareció correcto entrar a hablar de millones de euros por un chico que venía para el Castilla», recuerda el técnico blanco.
Ese verano, diferentes medios de comunicación mexicanos cifraron en cien mil euros la cantidad que ofrecía el club de la capital de España por dos temporadas, a lo que habría que añadir dos millones de euros en caso de hacer efectiva la opción de compra.
Ni Míchel ni Guardado confirman las cifras, pero el ex futbolista apunta. «Con el paso del tiempo, tengo la sensación de que todo fue una estrategia del Atlas para subir su precio en un futuro traspaso, como así ocurrió». Según algunos medios mexicanos, aquel verano el presidente del Atlas había tasado a esta promesa en 4 millones de euros, que el Madrid no quiso pagar.
Casi un año y medio después, Andrés Guardado se presenta en el Bernabéu liderando a un Deportivo que lucha por la permanencia. Llega a la capital de España con la ilusión de hacer un gran partido, algo con lo que sueña desde niño.
«Todos sabemos que si un futbolista realiza un buen partido en el Bernabéu, la noticia se va a publicar en todo el mundo. Tras eso acabas estando en todos los sitios. Jugar en ese campo y hacerlo bien es el sueño de todos», reconoce el centrocampista blanquiazul.