La ley es dura pero es ley,... salvo para Lewis

DEPORTES

06 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La FIA ha hecho una doble interpretación de la sentencia romana Lex dura sed lex (la ley es dura pero es ley). Cuando es Lewis Hamilton quien se enfrenta a las togas de la Federación Internacional, esa dureza legislativa se dobla como un junco. No tiene sentido reabrir un caso por una prueba de peso (el vídeo de YouTube ) para dejar sin castigo al infractor. La norma de la FIA es clara en lo relativo al comportamiento de los coches con el safety car en pista. En su punto 154 apartado d) estipula que «ningún coche puede conducirse innecesariamente despacio, incurriendo en peligro potencial a otros pilotos». En caso de incumplirse, «será denunciado a los jueces».

Como muestra el vídeo grabado desde la grada, Hamilton condujo a tirones con constantes frenazos, y llegó a emparejarse con el safety car , prohibido en todo momento salvo cuando se va a adelantar para recuperar una vuelta perdida (no era el caso del inglés). Así, la maniobra de Hamilton provocó la colisión entre Mark Webber y Sebastian Vettel. La sanción prevista en ese momento era una entrada en el pit lane con parada de diez segundos (y, en consecuencia, habría quedado fuera de los puntos en Japón, dejando el Mundial muy igualado). De aplicarse a posteriori, como en era el caso, Hamilton debería haber perdido diez posiciones en la parrilla de salida de China, según estipula el artículo 54.

Vacío legal

De ganar el Mundial este año, Hamilton debería mostrarse muy agradecido con la FIA (a pesar de que su cabeza visible, Max Mosley, es un viejo enemigo de su protector, el jefe de McLaren, Ron Dennis). En casos de vacío legal, las decisiones de la Federación Internacional del 2007 han coincidido con los intereses del piloto inglés, como ocurrió en Hungría, cuando Fernando Alonso realizó una larga parada en boxes en la jornada de calificación y ello impidió que Hamilton diese una vuelta más para luchar por la pole position. Pese a tratarse de un affaire interno en McLaren, la FIA intervino retrasando cinco puestos al español en la salida, lo que sin duda condicionó el resultado final. No estaba escrito en ningún sitio y lo más lógico hubiera sido la no intervención.

No fue la única ocasión en que la FIA tomó parte dentro de McLaren. Tras el Gran Premio de Mónaco investigó si la escudería inglesa había ordenado a Hamilton no adelantar. Lewis había dado pie a la investigación con unas extrañas declaraciones: «Llevo el número 2 en mi coche, eso lo dice todo».

En otras ocasiones, Hamilton también se ha beneficiado de los subterfugios legales para salir airoso de algunos episodios comprometidos. Es el caso de la grúa que le asistió en el Gran Premio de Europa en Nürburgring, donde regresó a la pista gracias a su ayuda, que negaba a los otros monoplazas. Más tarde se conocieron los porqués: desde el box de McLaren dieron orden a Hamilton de no apagar el motor, condición indispensable para ser atendido por la grúa.

La otra cara de la moneda

Resulta paradójico, pero ahora la FIA se ha erigido en el demiurgo que controlará McLaren por si hace juego sucio con Fernando Alonso. No ve, en cambio, que la mayor parte de sus decisiones en el 2007 han perjudicado al asturiano, primera víctima de la estrenada norma que prohíbe repostar durante la primera vuelta del safety car . Alonso tuvo que incumplirla en Canadá por riesgo a quedarse sin gasolina y fue penalizado con diez segundos. En este caso la ley fue injusta. Pero era ley.