A eso de la una, Ezequiel Mosquera bajó del autobús del Karpin Galicia y cogió la bicicleta que había delante del morro del vehículo. «¡Que esa nos es la tuya, es la de Santos González!», le gritaron. Más de cuatro horas después, el corredor de Teo llegaba a meta con la bici de Eduard Vorganov. El gallego sufrió un pinchazo a falta de cinco kilómetros para el final. Recorrió dos «totalmente vendido, haciendo equilibrios en las rotondas» y cuando pasó la pancarta de los tres últimos, cambió su bicicleta con la del ruso. Así se le tomó el tiempo del gran grupo, en que iban el resto de favoritos. Mosquera, pese a los abanicos, al pinchazo y a los elementos, sigue quinto.
«¡Vamos a la guerra!», decía Serafín Martínez en la salida. No sabía hasta qué punto. El Karpin vivió una etapa infernal. Castaño, Santos González y Herrero se fueron al suelo. Castaño, el peor parado, tiene un gran hematoma en la cabeza del fémur de la pierna derecha. Su continuidad está en el aire.
«Fue de locos. Cayó de todo del cielo. Ríos. Hubo un momento en el que el agua te llegaba al eje del pedalier. La carretera era una pista de patinaje», apuntó Mosquera.
Después, llegó la emboscada del Caisse d'Epargne. El teense lo sospechaba: «Gustavo Domínguez me dijo que habían venido a ver el terreno. Durante la etapa, le pregunté a Luis León si había pasado la zona de vientos. El tío evitaba el tema. Fuimos varios kilómetros tranquilos. Pero yo no me fiaba, permanecía entre los veinte primeros. De repente, arrancaron a toda leche. Se cerraron a la derecha. Todos por la gravilla. Entramos en unas rotondas y cada vez me cerraban más. Se cortó Zaugg delante y ya vi que yo perdía tres o cuatro metros». Mosquera y Devolder quedaban alejados de los otros top ten . Pero llegaron ciclistas del Quick Step y del AG2R. «Vinieron muchos percherones y conectamos», añadió.
«Vi el percal y estaba bien colocado. Aún así, cuando se lió la gorda, casi me quedo en pelotas», admitió. Pero la tranquilidad del gallego duró poco. Después de enlazar, pinchó. Y la situación derivó en un intercambio de bicicletas con Vorganov. «Yo iba pedaleando con las piernas encartadas y Eduard lo hacía de puntillas», comentó.
Cuatro minutos antes, había llegado la primera fuga exitosa de la Vuelta. El ganador fue el alemán Andreas Klier (T-Mobile). Klier venció al holandés Stamsnidjer y al francés Roy. Probablemente fue ayer uno de los pocos del pelotón satisfecho con su destino de ciclista. «Andas todo el día con las orejas de punta. A ver cuándo viene una etapa de transición de verdad», dijo Mosquera. Podría ser hoy: 207 kilómetros entre Puerto Lumbreras y Villacarrillo. Un buen día para aventureros. Como David García.