Una buena parte de los vecinos de la parroquia de Olveira, en el municipio de Dumbría, repitieron ayer las protestas que habían comenzado el domingo anterior. Así, no asistieron a la misa de las 11.00 horas y se quedaron en la plaza mientras el párroco, Antonio Trigo, la celebraba en el interior, ante un grupo de feligreses que sí optaron por mantener sus costumbres dominicales.
Los vecinos, sobre todo José Capelo Baña (ayer muy solicitado por cadenas de televisión nacionales y gallegas), explicaron una vez más la razón de su posición de fuerza: no quieren que siga el cura actual, Antonio Trigo García. Actual, y también de siempre, porque lleva en Olveira desde el 64. Su petición se completa con el deseo de que regrese Manuel Mayo Romarís, actual párroco de Baíñas y Castrelo. Circunstancialmente lo fue también de Olveira, al igual que de Olveiroa (otra parroquia de la que también se encarga Trigo, al igual que Beba, en Mazaricos), durante el medio año en el que su titular estuvo enfermo. A estos feligreses les encantó su modo de trabajar, la puesta en práctica de actividades para jóvenes y el ver aires nuevos por la iglesia. Y, como ahora ya no los ven, piden el cambio.
De momento, solo lo hacen con su presencia física, pero la semana que viene añadirán la recogida de firmas para enviar al arzobispado de Santiago, o al menos eso es lo que está previsto. «Seguiremos duros e firmes no noso propósito», explicaba en la plaza Capelo.
Ramos
Era, la de ayer, una jornada importante para los fieles, por tratarse de la bendición de Ramos. Capelo consideraba que la bendición del cura y de Dios «tamén chega ata fora, traspasando os muros». Pero, por si no llegaba, o por lo que fuese, decenas de vecinos acudieron a la misa de la vecina parroquia de Baíñas, que se celebra a las 12.30. Ya lo hicieron hace siete días, y probablemente volverán a repetirlo la que viene. En medio está Semana Santa. ¿Aprovecharán tan significados días para mantener sus acciones? «Non -responde Capelo-, hai que ser serios e respectuosos en determinadas celebracións».
El caso de Olveira es llamativo. Tradicionalmente, los conflictos parroquiales con los sacerdotes se reducen a pedir que se vaya uno u otro, pero no es habitual que en la protesta se incluya el nombre del que quieren que vuelva. Algo parecido, no obstante, ocurrió en Muíño (Zas) a propósito del cura actual, Desiré Koukaou: también los feligreses reclamaron su presencia, pero solo fue cuando les dijeron que se iba.