Patrimonio veta el acceso de los discapacitados a las iglesias

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Barreras arquitectónicas aíslan los edificios religiosos de la comarca

04 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La emotiva petición del joven de Cornazo que solicita a la Iglesia que le habilite una rampa en el cementerio parroquial para poder visitar y llevar flores a la tumba de su madre, ya que no puede acceder al recinto en silla de ruedas, no es un hecho aislado en la comarca. Son muchos los vecinos que, ya sea por edad o por discapacidad, no pueden entrar en cementerios parroquiales ni en iglesias que carecen de accesos habilitados. Y son mayoría, porque con la excepción de los templos modernos o de los cementerios construidos recientemente, en los demás no hay accesos para personas que van en sillas de ruedas, para carritos de bebés o para feligreses con movilidad reducida.

El cementerio municipal de Vilagarcía, el de A Pelada o el de A Illa, tienen rampas que permiten el acceso a los minusválidos, bien porque fueron construidos cuando la normativa estaba ya en vigor o porque se hicieron obras posteriormente para adaptarlos a la ley. Pero la mayoría de los edificios religiosos de la comarca son muy antiguos, de carácter parroquial y por lo tanto propiedad de la Iglesia y, generalmente, afectados por Patrimonio. O bien la comunidad religiosa carece de medios para afrontar el coste de las obras de adaptación o las restricciones de Patrimonio lo impiden por tratarse de edificios protegidos.

Eso es lo que pasa en la iglesia de Cornazo, donde la solicitud de colocación de una rampa depende del permiso de Patrimonio, y es lo que sucede también en otros camposantos o edificios religiosos. El más significativo es, sin lugar a dudas, Santa Mariña Dozo. Las ruinas del cementerio cambadés están protegidas y cualquier actuación se ve frenada por las estrictas normas de Patrimonio.

Y todo ello a pesar de que la ley es clara en ese sentido. La normativa que regula en Galicia la supresión de barreras arquitectónicas deja fuera de legislación a los inmuebles protegidos, pero también dice que, en ese caso, «habilitaranse as axudas técnicas necesarias para que estes edificios se adecuen, na medida do posible, para a súa visita por persoas con limitacións ou con mobilidade reducida».

Trabas de la Xunta

Anxo Queiruga, presidente de Cogami (Confederación Galega de Persoas con Discapacidade), reconoce que es muy difícil actuar cuando los derechos de los discapacitados chocan contra los intereses de Patrimonio. «Houbo casos, como nunha igrexa de Porto do Son que tiña catro escalóns e na que se fixo unha rampa, ou como na Quintana, onde foi posible eliminar un escalón dunha rúa de acceso, pero a verdade é que é un proceso moi lento e complexo; hai que facer un proxecto que logo ten que ser aprobado; vese se se pode facer, logo hai que modificalo no caso de que sexa necesario, e se non, non, e o tempo pasa, pero hai que ir dando pasos pouco a pouco».