Aguas fecales y pluviales confluyen en el arroyo que atraviesa un garaje

Serxio González Souto
Serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Un informe de la Xunta demuestra la existencia de acometidas irregulares sobre el regato

24 feb 2011 . Actualizado a las 09:46 h.

Las responsabilidades del Concello de Vilagarcía sobre la situación del regato que atraviesa un garaje en la avenida Rodrigo de Mendoza van más allá de la forma en la que en su día se concedieron las licencias del estacionamiento y los seis bloques de viviendas a los que da servicio. Los informes incluidos en el proyecto de canalización externa del arroyo, encargado por Augas de Galicia, demuestran claramente que en la acequia que se desborda sobre las 159 plazas de aparcamiento y los 7 trasteros afectados por el surrealista trazado subterráneo confluyen no solo el caudal del río en cuestión, sino también aguas procedentes de la recogida de pluviales e incluso de la red de alcantarillado. Es decir, residuos fecales puros y duros.

La compañía Eyser, autora del estudio, procedió a levantar todas las tapas de saneamiento y pluviales de la zona, empleando en varios casos trazadores para comprobar la configuración de la red. El resultado es, como mínimo, llamativo: «Es importante tener en cuenta que esta ultima canalización [la del arroyo por el garaje] en ningún caso forma parte del saneamiento, aunque a lo largo de su trazado se observen acometidas tanto de pluviales como de fecales», subrayan los técnicos.

El recorrido subterráneo del regato se inicia entre los supermercados Lidl y Maxi Dia para aflorar a través de una acequia en el estacionamiento objeto de polémica, más allá de la rotonda de Luz Salgada. Penetra en él formando un ángulo de 90 grados, recorre así su perímetro y abandona el recinto, ya nuevamente canalizado, para cruzar bajo la avenida Rodrigo de Mendoza y los edificios que se abren al paseo de A Coca, hasta desembocar en O Con.

Pues bien, en el primer tramo, entre los supermercados y la perpendicular de la glorieta, funcionan cinco pozos de registro. «Estos pozos -explica el proyecto- forman parte de la canalización del arroyo» y a través de ellos el caudal propio de la corriente fluvial medra con las «aguas pluviales procedentes de los sumideros situados a ambos lados de la calzada». Y, lo que es peor, «a estas redes se conectan parte de las fecales», con lo que el conjunto gana su desagradable tono final. En tales circunstancias, la existencia de una servidumbre de pesca se antoja más bien inútil.

Parece bastante, pero hay más. En otro pozo se ha instalado una compuerta que hace que el nivel del agua «se desvíe en su mayor parte en dirección a Rodrigo de Mendoza», es decir, al sufrido aparcamiento, que recoge líquido que de otra forma discurriría hacia el centro urbano disparando el riesgo de inundaciones. En otras palabras, no baja más hacia Vilagarcía porque los dueños del garaje se lo comen.

Un presupuesto de 1,1 millones

La reunión mantenida el lunes por el alcalde en funciones, Xosé Castro Ratón, y la concejala de Urbanismo, Tania García, con el presidente de Augas de Galicia sentó las bases de la colaboración de ambas instituciones en la resolución de un problema que hunde sus raíces en 1997, año en el que se concedió la primera licencia de construcción que afecta al río. Ravella y la Xunta tendrían que firmar un convenio para afrontar, al 50%, los costes que entrañaría canalizar el arroyo por el exterior del garaje. El presupuesto inicial asciende a 1,1 millones de euros, aunque técnicos municipales y autonómicos estudiarán la forma de optimizar recursos e inversiones. Será difícil materializarlo antes del 2012.