Mejorar la red viaria interior, concentrar la actividad industrial y proteger el territorio son sus retos principales
12 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Desde cierto punto de vista, el diseño urbanístico se parece bastante a un tren en marcha. Tarda en coger velocidad, pero cuando lo hace frenarlo resulta muy complicado. La inercia de normativas como la puesta en pie en 1986, cuando el Concello de Vilagarcía se dotó de su primer planeamiento, se alargan en el tiempo hasta constituir una ciudad difusa, un «modelo plurinuclear», en la terminología que emplea Eptisa, la empresa encargada de llevar a buen puerto la revisión del PXOM. El propósito del gobierno municipal es invertir esta tendencia para hacer de la capital arousana una población compacta, llenando los vacíos abiertos entre sus muchos polos de crecimiento a lo largo de los últimos 23 años y frenando la clásica dispersión de las urbanizaciones, que encarece los servicios y multiplica los efectos negativos de la presión sobre el territorio.
La alcaldesa, Dolores García, y el concejal de Xestión do Territorio, Marcelino Abuín, presentaron ayer este diagnóstico, que inaugura la secuencia de tramitación del nuevo plan urbanístico. A partir de ahora, explicó Abuín, la compañía redactora elaborará el denominado documento de inicio, cuyos trabajos están ya bastante avanzados, y el documento de avance, que será sometido a exposición sectorial, primero, y pública, a continuación, previsiblemente a finales de este año. «El principal problema con el que nos encontramos -confirma el portavoz socialista- son las zonas periurbanas, que hoy están clasificadas como zonas rurales, con un viario pensado para un área rural, pero que en realidad funcionan como verdaderas zonas urbanas».
Este crecimiento difuso, más intenso a lo largo de los principales ejes viarios del municipio, será reorientado para concentrarse en torno a los núcleos ya consolidados. Esto, añade la regidora, no quiere decir que los núcleos denominados rurales no vayan a desarrollarse. Lo harán, apuntó García, de acuerdo con la Lei de Protección do Medio Rural, que tiende, precisamente, hacia la consolidación de las áreas ya pobladas frente a la dispersión.
Los déficits que se detectan en el entramado urbano del municipio se relacionan, directa o indirectamente, con este modelo plurinuclear, que encarece y dificulta la dotación de servicios como el saneamiento o el abastecimiento de agua y energía, y multiplica la circulación rodada en una red interna que no está preparada para ello. No es extraño, por lo tanto, que el nuevo PXOM se preocupe por definir un plan de movilidad que englobe las comunicaciones viarias interiores y exteriores. Durante dos décadas, Vilagarcía ha extendido el alcantarillado prácticamente a todos los puntos del municipio. Ahora toca renovarlo allá donde se ha quedado obsoleto, así como reordenar la actividad industrial y proteger las zonas verdes.