Vilagarcía desplegó un equipo de 16 personas para hacer frente a las numerosas incidencias en el municipio
25 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La nueva política de emergencias puesta en marcha por el Concello de Vilagarcía tras la polémica por los cambios en la gestión del Grumir y el divorcio entre el Concello y Protección Civil pasó este fin de semana la prueba de fuego, ya que el temporal sufrido en la noche del viernes fue la primera incidencia de consideración sufrida en el municipio desde entonces.
Para atender las numerosas llamadas recibidas tanto desde el 112 como desde la Policía Local, el Concello, con Dolores García al frente de la coordinación, desplegó un dispositivo formado por 16 personas, 13 del servicio de emergencias al que se sumaron tres electricistas y que, en todo momento, se coordinaron con los bomberos y la Policía Local. Tras una larga noche de trabajo en la que se atendió una treintena de emergencias, los operarios de limpieza y jardines seguían trabajando en la mañana de ayer para que el municipio recuperase la normalidad. «Afortunadamente, aínda que houbo danos materiais, non houbo que lamentar ningún dano persoal -indicó el Concello-. A última hora da mañá aínda se seguían recibindo avisos de árbores caídas ou uralitas de edificios con perigo de desprendimento».
Después del andamio
La larga noche comenzó con la caída de un andamio en O Piñeiriño. La buena fortuna quiso que nadie pasara en ese momento por debajo, porque las consecuencias podrían ser fatales. Finalmente, el suceso se saldó con dos coches dañados. Pero la incidencia más grave de la noche tuvo lugar en el monte Xiabre. Una pareja que había subido al lugar se encontró, cuando de madrugada quiso regresar, que su coche había quedado atrapado, ya que había árboles caídos a uno y otro lado de la carretera, lo que les impedía salir. Llamaron por teléfono a los equipos de socorro y fueron finalmente rescatados, por lo que todo se quedó en un susto.
En total, los operarios de Vilagarcía atendieron una treintena de incidencias. Árboles caídos en todo el municipio, contenedores que salieron volando en varias calles de la ciudad, inundaciones en distintos lugares, carreteras cortadas por árboles, canalizaciones atascadas, grandes piedras que se desplomaron sobre la calzada, cristales rotos de ventanas y balcones, vallas caídas y hasta una batea que quedó a la deriva en Vilaxoán completaron el panorama.
Aunque en las provincias de A Coruña y Lugo la fuerza del viento alcanzó los 180 kilómetros por hora, en Vilagarcía, en el momento de mayor virulencia, que coincidió con la caída del andamio en O Piñeiriño, se registraron 83 kilómetros por hora, suficiente para mantener en jaque a todos los dispositivos de emergencias, no solo en la ciudad sino también en el resto de la comarca.
Inundaciones
Al margen de las incidencias en Vilagarcía, toda la comarca sufrió desperfectos a causa del temporal. En Vilanova cayó un árbol sobre una casa en O Terrón, aunque como el tejado era de placa, no provocó graves daños en la vivienda. Según indicó la Policía Local, también se desplomó un muro de quince metros que cerraba una casa en Baión, y varias carreteras quedaron cortadas a causa de los árboles que cayeron sobre la calzada.
Los desperfectos se sucedieron en toda la provincia. Las brigadas de la Diputación de Pontevedra atendieron cerca de una treintena de incidencias en las carreteras provinciales. Más del 60% de las intervenciones se centraron en la retirada de ramas y árboles caídos que obstaculizaban el paso en las vías de comunicación, así como piedras que se desprendieron sobre las carreteras.