Lugo y Vigo cumplen con holgura los requisitos para hacer obras que para Ferreiro son casi imposibles en A Coruña

La intención del gobierno local de A Coruña era destinar a obras 15,1 millones que le sobraron del presupuesto del año pasado.  No podrá hacerlo por no cumplir uno de los requisitos que fija la ley para invertir el superávit en algo que no sea saldar deudas.

Esa condición impuesta por el Estado es que los ayuntamientos paguen las facturas a sus proveedores en menos de 30 días. El alcalde, Xulio Ferreiro, calificó de «absurda» esa norma, pues entiende que los consistorios deberían poder abonar las facturas con retraso a quienes les suministran y al mismo tiempo poder decidir qué hacer con el dinero que les sobra si su situación es saneada, y A Coruña nunca tuvo problemas financieros, ni ahora ni a principios del mandato.

La norma se estableció durante la crisis para evitar que la morosidad de las administraciones supusiera un menoscabo para las empresas con contratos públicos que tenían que esperar meses para cobrarlo.

«Houbo un esforzo colectivo importante por parte dos servizos e de moitos funcionarios por axilizar o pago de facturas, pero evidentemente hai cuestións estruturais que fan moi difícil que, pese aos esforzos, o Concello da Coruña, coa actual estrutura, poida ser máis áxil», dijo Ferreiro el viernes, apuntando que entre el 60 y el 70 % de los ayuntamientos en España estaban en la misma situación, sobre todo tras variar el Estado en marzo los criterios de cálculo del período de pago. 

Siete de diez, en plazo

¿Cuál es la situación en el resto de Galicia? Según los últimos datos que el Ministerio de Hacienda tiene colgados en su web, correspondientes al mes de octubre de este año y en los que se analiza el período de pago de facturas de seis ayuntamientos gallegos y cuatro diputaciones, son tres los que no cumplen y siete los que sí lo hacen, algunos holgadamente.

Según Hacienda, A Coruña pagó en octubre en 35,22 días -menos de 33 al mes siguiente-, rebasando así el plazo de 30 marcado por la normativa. Sin embargo, pese a que en la ciudad resulta, según Ferreiro, prácticamente imposible cumplir con los actuales requisitos, con esos mismos condicionantes Lugo abonó a sus suministradores las facturas de octubre en 9,77 días y en noviembre bajó de ocho.

En Vigo las facturas de octubre se pagaron en 12,18 días y todas las diputaciones lo hicieron también en poco tiempo. La de A Coruña, por ejemplo, pagó en 4,84 días. La Xunta, por su parte, necesitó 15,62 días, menos de la mitad que el Ayuntamiento coruñés. Santiago, Ourense y Pontevedra no cumplieron, el último quedó cerca, pero ya no tenía previsto dedicar su escaso superávit a inversiones.