Las lonjas viguesas registran el peor arranque económico de esta década

L.C. Saavedra

VIGO

23 feb 2010 . Actualizado a las 11:34 h.

Las lonjas de Vigo han registrado el peor arranque económico y de subastas de esta década, según los datos comparados de la Xunta de Galicia en el período 2001-2010. En enero del 2010 se registraron 1.418 toneladas, con un valor de 5,79 millones de euros; todos los períodos equivalentes de los años anteriores superan ambas cifras. Incluso cuando parecía que la situación empezaba poco a poco a enderezarse a partir de este mes, el nuevo temporal de viento que azota las costas viguesas estos días, ha frustrado la posibilidad de enjugar las pérdidas y de mantener el principio de repunte de inicio de febrero. Hasta el momento se han subastado en las lonjas, desde Vigo hasta A Guarda, un total de 4.460 toneladas, con un valor de algo más de 14,68 millones de euros, números insuficientes para llegar a las de los cinco años anteriores.

Los principales culpables de este estatus son dos: los sucesivos temporales, en sus distintas versiones -en este caso y estos días vientos de casi 90 kilómetros por hora y olas de hasta cuatro metros, que han impedido la salida de los marineros a faenar de forma normal -y el bajo precio del producto en términos globales y de mercado, derivado de la caída generalizada del consumo de pescado, un bien sustituido por productos más económicos en algunos casos, o simplemente cuya demanda se ha reducido por el recorte del poder adquisitivo.

En cifras absolutas, la comercialización pasó de las 37.327 toneladas en los primeros doce meses del 2008, a las 39.889 de todo el año 2009. Los descensos han sido generalizados en la mayoría de las especies marinas, principalmente en los mariscos (que habitualmente registran cotizaciones muy superiores al pescado), si bien los altos valores que alcanzan especies concretas hacen más que ficticia la posibilidad de generar una media ponderada realmente fiable. Los armadores están estudiando las medidas oportunas para tratar de revalorizar sus productos, reforzando su poder de negociación frente a terceros, como pueden ser las grandes superficies, en virtud de una de las sugerencias («Pescar para vender») que realiza el Libro Verde de la Pesca en este sentido.