El espíritu marino presidió la gala de los premios Vigueses Distinguidos

La Voz

VIGO

28 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace 199 años, los vigueses expulsaban de su ciudad a las tropas napoleónicas invasoras. Hoy, Vigo tiembla ante la mínima sospecha de que la empresa gala que mueve la economía de la ciudad, Citroën, quiera levantar el campamento para conquistar otros mercados. Mucho ha cambiado el cuento desde que los franceses quisieron conquistarnos a la fuerza. Aún así, el folclore manda y los pueblos gustan de recordar gestas heroicas.

Alrededor del Día de la Reconquista, que se festeja hoy, se acomoda la fecha elegida para galardonar a personas o colectivos que han sobresalido en sus trayectorias personales o profesionales con los premios Vigueses Distinguidos. La gala se celebró ayer en el teatro del Centro Cultural Caixanova y los protagonistas de este año conformaron un variopinto plantel de destacados e invitados, arropados en el ceremonioso evento que organiza el Concello vigués.

El alcalde, Abel Caballero, hizo entrega de los premios -materializados en esta ocasión en una reproducción en plata de la farola de Urzaiz realizada por la joyería Ramón Fernández-, a cada uno de los galardonados, que tuvieron un par de minutos cada uno para expresar su agradecimiento por el reconocimiento concedido.

La cofradía del Cristo de la Victoria, la Asociación de Amigos de la Ópera, la Asociación de Antiguos Alumnos de Don Bosco María Auxiliadora, la jugadora de baloncesto en silla de ruedas Mª Victoria Alonso Vilariño, el periódico A Nosa Terra, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales y la Asociación de Corales Polifónicas pasaron este año a engrosar las filas de ciudadanos ilustres junto a los astilleros Barreras como merecedores de la medalla de la ciudad. El aplauso más emocionado fue para la joven deportista, que no se olvidó de su club, el Vital Vigo, ni de su entrenador, ni de su familia, y prometió llevar el nombre de Vigo lo más lejos y alto posible. Roberto Relova, presidente de Amigos de la Ópera, pronunció las palabras más líricas con el mar como protagonista de la canción más hermosa. Y fue el mar el nexo de unión entre los allí congregados a la hora de conectar sus sinergias en una noche especial en la que no faltaron las alusiones al Cristo de la Victoria por parte de la presidenta de la hermandad, Marora Martín-Caloto, que habló de un «inexplicable pacto» entre el Cristo y la urbe.

Erre que erre

La gala comenzó con música a cargo de la Banda de Gaitas de Pontevedra y remató al son del himno gallego interpretado por la misma formación y tarareado por los que mejor se sabían la letra, como el director de A nosa terra, Alfonso Eiré. Salvador Fraga, presidente del Colegio de Arquitectos de Vigo, se encargó de leer el bando institucional de la Reconquista, un discurso construido para expresar siete argumentos en otros tantos verbos animosos que empiezan, como reconquista, por erre: reavivar (las conciencias y la solidaridad), reconvenir (errores que nos hicieron mucho daño), reajustar (nuestro equilibrio con la tierra y nuestro saber estar al lado del mar), reivindicar (atención desde el civismo), recrear (los valores del inconformismo inteligente), reunir (voluntades) y un gran resurgir, el de Vigo.