A seis días de las elecciones generales, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo apareció por sorpresa en Vigo para presidir la toma de posesión del primer fiscal jefe de Área de la ciudad, Juan Carlos Horro. Fue Bermejo quien, durante su mandato, impulsó esta nueva área jurisdiccional.
El ex fiscal y ahora ministro Bermejo se refirió, en su discurso de clausura del acto, al juzgado de lo Mercantil que reclama la ciudad como «el que había tenido que estar en Vigo pero que sé que ya estará». Media hora antes, en el Concello, el representante gubernamental atribuyó la ausencia del Mercantil en Vigo a la decisión que adoptó la mayoría conservadora del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en noviembre del 2005 cuando se opuso al proyecto por razones técnicas.
En su momento, los juristas vigueses, interpretaron la actuación del CGPJ como un tirón de orejas al anterior ministro, López Aguilar, por haberse despistado al olvidarse de adscribir específicamente a Vigo el segundo juzgado de lo Mercantil. Pese a que la ley permite que una ciudad industrial no capital cuente con esta dotación, la sala acabó en Pontevedra porque legalmente iba acompañada de la coletilla «provincial».
En los tres años siguientes, el Gobierno prometió enmendar el despiste y cambiar la ley de demarcación de planta para trasladar dicho juzgado a Vigo o crear otro, lo que nunca se hizo.
Bermejo arrojó ayer una esperanza. Éste indicó que en breve cambiará la composición del pleno del CGPJ y los nuevos miembros podrían aprobar esta dotación por un procedimiento rápido. Si esta solución fallase, el Gobierno podría modificar la ley de planta judicial.
Algunos juristas de la ciudad han propuesto una tercera vía que consiste en transformar un juzgado de Primera Instancia en uno de Mercantil pero los jueces temen que sobrecargaría al resto de las salas de Civil.
Bermejo también elogió a la ciudad de Vigo como un «paradigma». El alto responsable estatal también habló de la figura del fiscal de Área (el de Vigo es una de las diez creadas en España) como una de las piezas que necesita la organización piramidal de la Fiscalía para desplegarse y cubrir el territorio e investigar delitos globales y económicos.
Si prospera la futura reforma del enjuiciamiento criminal, la figura del fiscal adquirirá mayor protagonismo al asumir la carga de abrir investigaciones y perseguir a los criminales como hace ahora el juez de instrucción.