El helado más caro del mundo

La Voz GRANADA/LA VOZ.

SOCIEDAD

Los granadinos asisten atónitos a un despliegue de seguridad sin precedentes para que Michelle Obama, su hija y sus amigos se tomen un refrigerio en la Gran Vía

06 ago 2010 . Actualizado a las 03:16 h.

Solo faltó Schwarzenegger bajando en ala delta. De todos los dispositivos de seguridad exagerados que se están montando con la visita de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, a la Costa del Sol, el de ayer se lleva la palma: Cerca de un centenar de policías uniformados -locales y nacionales-, agentes secretos -o no tanto, porque se dejan notar- americanos y españoles; los tédax; la unidad de subsuelo del Cuerpo Nacional de Policía; perros adiestrados traídos desde Estados Unidos; un helicóptero; y una comitiva formada por catorce coches -los blindados, llegados también desde Washington- desembarcaron en la Gran Vía granadina para garantizar la seguridad de dos misiones: que Michelle Obama, su hija y sus amigas se tomaran un helado y que la primera dama visitara la capilla real de la catedral, donde reposan los restos de los Reyes Católicos.

Con 39 grados a la sombra, el desembarco que se realizó a las 15.10 horas fue digno de una superproducción de Hollywood. Solo con semejante despliegue debieron de creer los americanos que la primera dama se tomaría tranquila un helado de tres chocolates y que su hija Sasha haría lo propio con otro de stracciatella. Por si no tuvieran bastante los granadinos con las obras del Metropolitano, más de una hora estuvo cortada la Gran Vía de Colón para el refrigerio de las ilustres visitantes, primero, y para el encuentro cultural en la capilla real de la catedral después. «¡Tanta tontería pa na!», se quejaba una vecina de la calle, que no podía acceder a su portal. ¿Qué montarían si el visitante fuese el marido?