Los restos de la marea negra de Estados Unidos tocarían Europa en un plazo de seis meses a un año
04 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.De aquí a los próximos seis meses o un año no sería de extrañar que las playas gallegas u otras europeas se vieran sorprendidas por la aparición de minúsculas galletas de chapapote. Algo nada infrecuente, solo que su procedencia no será de los cada vez menos habituales sentinazos, sino que su rastro habrá que encontrarlo en la marea negra que asola el golfo de México. Es una hipótesis real que manejan los científicos gallegos que siguen la evolución del vertido causado por el accidente de la plataforma de BP, que también son escépticos sobre la posibilidad de que esto llegue a ocurrir. Pero no se descarta. Eso sí, si el riesgo se materializa, la coincidencia sobre sus efectos es unánime: en absoluto será una marea negra, sino que el petróleo llegaría de forma muy dispersa en forma de minúsculas galletitas. Poco más o menos que un episodio anecdótico.
«Es algo que entra dentro de lo posible, pero conocer el porcentaje de posibilidades de que pueda llegar a suceder es algo muy complicado», explica el oceanógrafo del Instituto de Investigacións Mariñas de Vigo (CSIC) Fiz Fernández, quien aventura que las bolitas de fuel que pueden aparecer «serán muy dispersas y muy difíciles de distinguir, salvo que se analicen, de cualquier sentinazo».
La hipótesis toma cuerpo si la marea negra, algo muy probable, entra en la corriente del golfo, y desde ahí viaja por el sur de Florida siguiendo la costa norte de Estados Unidos hasta desgajarse en el cabo Hatteras, donde entraría en el océano y accedería a la corriente noratlántica, que la traería a Europa con los vientos de poniente. Una vez en el océano, también puede entrar por la ramificación sur de la corriente de Canarias. «Es su circuito natural y podría tardar menos de un año en llegar a Europa», apunta el oceanógrafo de la Universidade de Vigo Gabriel Rosón. Si el vertido viaja en superficie, tardará menos, impulsado por los vientos. Si lo hace sumergido, aunque a no más de cien metros profundidad, se demorará un poco más. A lo largo del viaje el petróleo se irá degradando y su fragmentación y dispersión serán elevadas. Pero el crudo se encontrará con otro obstáculo en la propia salida por Florida, según explica el oceanógrafo del CSIC Xosé Antón Álvarez. «O fluxo de auga ao seu paso polo sur de Florida é de 65 millóns de metros cúbicos por segundo -señala- e a dilución do cru será tan grande que se pode difuminar no medio do océano».