En recuerdo de Lynn Margulis

> Alfredo J. Veiga

SANTIAGO

Describió de forma singular el proceso de la evolución y el desarrollo de la vida.

07 dic 2011 . Actualizado a las 18:45 h.

El pasado 22 de noviembre falleció, a los 73 años, la célebre bióloga estadounidense Lynn Margulis (1938-2011), una de las primeras científicas interesadas en abordar el estudio de las bacterias desde el punto de vista evolutivo y una figura destacada en el campo de la evolución. Margulis nos ha dejado un legado de más de un centenar de artículos científicos, cerca de cincuenta libros y una ingente producción audiovisual que nos permite comprender mejor y de una manera amena algo tan complejo como es el proceso de la evolución biológica y el desarrollo de la vida en nuestro planeta. Todo ello le ha valido un reconocimiento internacional que se traduce en multitud de premios y menciones que le han sido concedidos por todo tipo de organismos.

UNA VOCACIÓN TEMPRANA

Margulis nació en Chicago el 5 de marzo de 1938 y, tras realizar sus estudios en el instituto público Hyde Park, fue aceptada en el programa de adelantados de la Universidad de Chicago. Tenía tan solo 16 años cuando empezó sus estudios universitarios y finalizó la carrera de Ciencias con apenas 20 años. En 1963, recién cumplidos los 25 años, ya había realizado un máster en la Universidad de Wisconsin y se había doctorado en el Departamento de Genética de la Universidad de California (Berkeley).

Según ella misma decía, empezó sus estudios en genética porque, para entender mejor la evolución, era conveniente saber antes algo de esa materia. Tras leer un libro de E. B. Wilson publicado en 1986, The Cell in Development and Inheritance, y darse cuenta de que los genes existentes en el citoplasma de las células eucariotas eran en realidad microorganismos parecidos a las bacterias dentro de las células, descubre lo que sería su principal línea de investigación.

UNA VOCACIÓN TEMPRANA

Tras la lectura de la obra de Wilson, Margulis recopiló toda la información que pudo en este campo y se encontró con la sorpresa de que otros autores ya habían sugerido con anterioridad la hipótesis de que los orgánulos de las células eucariotas tenían su origen en la incorporación de microorganismos de tipo bacteriano y propiciaban una relación de simbiosis como nunca se había producido en el planeta. Los trabajos de estos autores permanecieron en el olvido hasta que Margulis se interesó por ellos.

Hoy sabemos que los primeros habitantes de nuestro planeta fueron las células procariotas. Aquellos microorganismos se diversificaron y colonizaron tranquilamente la Tierra durante unos 1.500 millones de años. Pero en algún momento se produjo un hecho insólito y de consecuencias inimaginables: aparecieron células con orgánulos celulares rodeados de membranas (núcleo, mitocondrias, plastos, etcétera), y así nació la célula eucariota y con ella la vida vio la mayor explosión de toda su historia. Esta nueva célula tendría su origen, según la teoría endosimbiótica de Margulis, en un proceso de incorporación estable de bacterias dentro de una célula. Así, por ejemplo, los cloroplastos serían antiguas cianobacterias capaces de realizar la fotosíntesis, mientras que las mitocondrias tendrían su origen en algo parecido a las bacterias púrpura.

Lo que ocurrió fue un proceso de cooperación gracias al cual el equipamiento celular mejoró de tal manera que la vida en nuestro planeta se diversificó de modo que se originaron nada menos que cuatro de los cinco reinos en los que se clasifican los seres vivos (según la clasificación de Margulis-Schwartz de 1985).

A pesar de que hoy en día está aceptado por casi toda la comunidad científica el origen endosimbiótico de las mitocondrias y de los cloroplastos, y de que se enseña en los libros de secundaria, Margulis tuvo que esperar varios años para poder publicarla, al no encontrar una editorial que estuviera dispuesta a ello.