Compostela está por las nubes

Manuel Rodríguez redac.santiago@lavoz.es

SANTIAGO

20 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Santiago es más que una ciudad histórica. Además de su catedral y demás monumentos, Santiago también pone a disposición del visitante una serie de productos y servicios del más alto nivel, en la mayor parte de los casos para quien lo pueda pagar. Para hospedarse está el Hostal dos Reis Católicos, el único hotel cinco estrellas de la ciudad ubicado en un edificio histórico del siglo XVI, tan emblemático como el antiguo Hospital Real. No es de extrañar que reconozcan que su público es de un cierto nivel económico, «aunque muchos hacen el Camino y también son peregrinos, al fin y al cabo», como indica Julio César Castro , su director. El complejo posee dos suites, la Real y la del Cardenal, para aquel que quiera sentirse verdaderamente importante, con tratamiento VIP. Pero para ello hay que desembolsar antes los seiscientos euros que cuesta pasar la noche allí. Pero si el dinero no es problema, uno puede sentirse importante entre los importantes y decantarse por alguna de las habitaciones especiales, que ofrecen además del tratamiento VIP otras ventajas como un regalo o un ramo de rosas para las damas. Eso sí, la tarifa asciende a los ochocientos euros. Visto esto no es de extrañar que buena parte de los artistas y gente importante a nivel social que pasa por Santiago se hospede aquí, dando lugar a los típicos caprichitos de los famosos. Por ejemplo, el compositor y músico francés Jean Michel Jarre, durante su reciente visita a la ciudad con motivo del concierto que ofreció en la plaza del Obradoiro, mandó instalar unas cafeteras específicas. Pero tampoco se trataba de piezas exclusivas, sino que fueron compradas en El Corte Inglés por el propio artista y sus acompañantes. Y sin llegar a ser famosos, incluso bodas con dos tartas distintas, cada una típica del país de los novios, Galicia y Gran Bretaña.

Para ir bien vestidas las damas pueden decantarse por modelos de diseñadores de la talla de Rosa Clará, Christian Lacroix o Karl Lagerfeld. Se trata de vestidos que van de los 1.300 hasta los 4.000 euros, en función de la calidad, porque esta «hay que pagarla», como apunta Elisa, la dependienta a cargo de la franquicia en Santiago. Allí se pueden encontrar «desde modelos clásicos hasta trajes más recargados, con todo bordado de nácar». Y si no, dejar que te tomen las medidas y decantarse por un modelo personalizado, eso sí, pagando los cambios a su debido porcentaje, que puede ser variable.

Un buen vestido debe ser combinado con unos buenos complementos. En Santiago, la joyería Jael dispone de las piezas más selectas a su vez de las marcas más importantes. Así, además de arreglar pequeños desperfectos de un reloj o cualquier otra joya gastando menos de diez euros, uno puede permitirse el lujazo de comprar un Rolex valorado en 22.000 euros, una de las joyas de la corona, pero no la única, pues la gama de modelos es «parecida en precios y calidad», como indican desde la tienda, antes de añadir que la crisis la notan, pero sobre todo en la demanda de los productos más económicos.