El bar que vio pasar carros de bueyes y tres guerras

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Casa Gallardo, el restaurante más antiguo de Mos, se ubica en el alto de Puxeiros, en la frontera con Vigo, punto donde se «puxaban» y cambiaban los animales que llegaban agotados con mercancía

05 nov 2022 . Actualizado a las 01:14 h.

El restaurante Casa Gallardo, en el límite geográfico entre los municipios de Vigo y Mos, conserva la esencia de los tiempos en los que abrió sus puertas. Aún ni se adivinaba el estallido de la I Guerra Mundial cuando don Perfecto, el abuelo de Waldo Rodríguez Campo, montaba su negocio de hostelería en 1905. «É un ano máis antigo que Estrella Galicia», apunta el nieto y actual responsable del local, que cuenta que su antecesor emigró a Argentina y con el dinero que hizo, junto a su esposa, Consuelo, montaron la casa y el bar.

Por entonces estaba en la carretera nacional 120 Vigo-Logroño del llamado Alto de Puxeiros. «Cando o Goberno a quixo ampliar, a tiveron que tirar para facer un dos carriles. Xusto detrás meus abós tiñan terrenos e construiron alí a casa na que aínda estamos. Pero antes de rematar a obra o bar pasou ao sótano e cando acabaron voltou ao baixo. Nunca pechou, nin durante a Guerra Civil», asegura.

Al fallecer los fundadores, el restaurante pasó a manos de sus hijas Lola y Romana, el marido de esta, Bastos; y el padre de Waldo, Manolo. «Sobre todo fue mi tía Romana fue la continuadora y la que sentó los pilares del negocio», subraya sobre la labor de la emprendedora mujer, que no tuvo hijos y por eso fue Waldo el heredero de Casa Gallardo, que dirige desde hace una década tratando de conservar un legado en hostelería que ofrece un servicio interminable, todos los días desde las 6 de la mañana a las once de la noche, excepto los sábados que abren a las 8 y los domingos a las 9.

«Aquí viñan os abós, logo os pais e ahora os fillos e os netos dos nosos primeiros clientes», advierte Waldo sobre Casa Gallardo, que era un punto de encuentro para el ocio de la zona, pero también para viajantes, camioneros y transportistas en general. «Antes de facer a autovía era a entrada e saída de Vigo, todo o tráfico pasaba por diante do bar. Xa non é aquelo, pero sigue sendo unha parada fixa para xente que fai reparto e a que sae de traballar ou entra en calquera dos tres polígonos que temos cerca: Portela, Monte Faquiña e Avenida do Rebullón», especifica.

De la posada a los conciertos

En su primera época, Gallardo fue casa de comidas y también posada. «Daban dormida. Tiñan cuartos para a xente que tamén pernoctaba. Había poucas empresas, pero con moitos traballadores e os que viñan de lexos, de Arzúa, de A Cañiza, de Melide... quedaban de luns a venres», razona. De todas formas, Casa Gallardo sigue registrando una gran actividad con desayunos, comidas y cenas, y de la mano de Waldo llegaron también los conciertos que organiza periódicamente. «A idea era darlle un aire fresco, e que os bares non sexan solo espacios para tomar algo, senón tamén contribuir a que os músicos teñan un lugar para tocar e que a xente da zona disfrute de música en directo», explica. Las actuaciones suelen ser una vez al mes y hoy es el día: a partir de las 23.00 horas toca el dúo Two Rocks, que forman Adolfo F.H. y Fran Vázquez y la entrada es gratuita. El restaurante está ubicado en Mos, pero tan solo a un kilómetro de Vigo. «Estamos casi no límite, na fronteira. En caso de guerra somos infantería», aprecia Waldo con humor.

El hostelero recuerda que hasta hace unos años se jugaba la partida y al dominó, «pero esa xeración foi desaparecendo a foi sustituida polos do WhastApp, que se sentan catro nunha mesa e en ver de falar entre eles están co teléfono», observa.

Lo que no vivió, pero conoce de primera mano el mosense de 57 años, fue cuando los carros de bueyes llegaban al Alto de Puxeiros cargados con mercancías de todo tipo. La rotonda que el establecimiento tiene delante recuerda esa época con una escultura de dos machos bovinos. «No alto de Puxeiros, palabra que ven de puxar, de empurrar, se facían os cambios de parellas de bois que viñan de Ribadavia ou de buscar o viño do Ribeiro, baixaban ata Porriño e daquí iban para Vigo», cuenta sobre una época en la que al transporte, bueyes, mulas y burros, le importaba más bien poco el precio de la gasolina. De aquella época, Waldo aún se acuerda de ver las argollas para atar a los animales en las paredes del bar viejo antes de que hubiera que tirarlo en aras del progreso .

Lo que no ha cambiado es la comida casera, que es el emblema del local. Entre los platos que más éxito tienen están las luras guisadas, las empanadillas, el lacón con grelos que hacen todos los jueves en temporada, y el cocido cuando toca. Además, todos los viernes y sábados tienen a un pulpeiro.

Desde 1905

Dónde está

Avenida de Puxeiros, 68. Concello de Mos.