Atila, el joven guerrero de Ames de las 56 medallas y 18 trofeos

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

AMES

Atila Antelo Martínez, en una de las instalaciones en las que entrena regularmente, Wonder Sport Center (Ames), junto a su segundo trofeo de campeón mundial de kempo. Lo ganó en Portugal, donde disputó catorce combates en tres días y compitió en distintas categorías. El joven de 11 años suele entrenar una hora y media diaria y espera entrar en la selección a los 12.
Atila Antelo Martínez, en una de las instalaciones en las que entrena regularmente, Wonder Sport Center (Ames), junto a su segundo trofeo de campeón mundial de kempo. Lo ganó en Portugal, donde disputó catorce combates en tres días y compitió en distintas categorías. El joven de 11 años suele entrenar una hora y media diaria y espera entrar en la selección a los 12. Xoán A. Soler

El hijo del conocido entrenador de artes marciales José Antelo acaba de ganar, a sus 11 años, su segundo campeonato mundial

31 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva el nombre de un guerrero, el del legendario rey de los hunos que se convirtió en una pesadilla del Imperio romano. Atila Antelo Martínez lleva en la sangre el espíritu luchador. Hijo de un conocido entrenador de boxeo y artes marciales compostelano, el joven de 11 años ya ha logrado un medallero de escándalo, nada menos que 56 metales y 18 trofeos. Tiene su propia vitrina en la habitación y repasa cada día sus victorias. «Las cuenta una y otra vez. Es muy competitivo, pero a la vez tiene muy buen corazón y es súper sociable», dice su padre, José Antelo Casas. Reconoce que, por influencia suya, empezó a competir en yudo y lucha olímpica con 5 años. Y, según se ha ido haciendo mayor, fue descubriendo nuevas disciplinas, como el boxeo, y engrosando su medallero.

«Lo que más le gusta son las artes marciales mixtas, también es cierto que a su edad no se permiten las peleas al K.O. Y le encanta probar cosas nuevas. Modalidad que sale, modalidad que quiere probar. Probó el combatlon (que combina un asalto de kick boxing, uno de esgrima y uno de lucha olímpica) y ya ganó dos veces el campeonato gallego», comenta entre risas el técnico. «Ahora está en varios clubes, en Santiago, Ames, Vigo y Ribeira. Tiene cuatro entrenadores y conmigo, la verdad, no es con el que más tiempo pasa», comenta divertido. Su último éxito, y el que más importante hasta el momento, es el título de campeón mundial de kempo. Lo consiguió este mes en Caldas da Rainha (Portugal) - en donde se dieron cita tres mil deportistas de 20 países- y es la segunda vez que lo logra.

El alumno del colegio Compañía de María de Santiago y vecino de O Milladoiro (Ames) se prepara ahora para un europeo en Barcelona de combat jiu jitsu. «Está acostumbrado a competir por toda España. El de Portugal fue su primer torneo internacional. La pandemia lo retrasó todo, pero ahora queremos ir a Inglaterra, Italia, Irlanda y Tailandia», añade el responsable de Antelo Team, con su base de operaciones en el gimnasio Wonder de Novo Milladoiro. Entre los retos del joven deportista están entrar con 12 años en la selección nacional y alcanzar las 100 medallas, aunque hace tiempo que sobrepasó a su padre en número.

«A él le encanta competir y no es de los que lloran si pierde, sino que lo motiva para esforzarse más. Yo intento, sobre todo, que se lo pase bien. Y, si tiene un enfrentamiento por la mañana, por las tardes hacemos algún plan que le guste, como ir a un parque de jumping o hacer escalada, para que no sea todo pelear. Y ahora se enganchó algo al surf, lo que está muy bien, porque es bueno que haga todo tipo de deportes, y no solo de contacto», dice José Antelo sobre su hijo único; uno, añade, que «ya da guerra de sobra». Reconoce que ponerle el nombre de Atila fue un capricho suyo, aunque a la familia al principio no le gustase, y destaca que fuera del ring o tatami «nunca tuvo un problema y, aunque es el más alto de la clase, se gana el respeto de sus compañeros porque es un vacilón y tiene madera de líder, siempre nos lo dicen en el colegio». Y, por si no tuviera ya suficientes aficiones, también es modelo. Su padre destaca que, como luchador, la mayor virtud de Atila es su carácter competitivo -por encima de la técnica- y su capacidad para controlar los nervios cuando disputa los campeonatos: «Hay niños a los que les cuesta entrar en una jaula de MMA, por lo que impone, y sin embargo en su caso es al revés, se muere de ganas de entrar. Es muy activo».

Recuerda José que él empezó en las artes marciales cuando todavía no se disputaban tantos campeonatos, con 14 años (en el 84) y comenzó a dar clases en el 90. «Alguno de los que entrené ya me trae a los hijos. Viene gente de distintas partes de Galicia y, solo en las categorías infantiles, tengo una tropa de de unos cuarenta y chavales de entre 8 y 12 años, y ya hay más niñas que niños. Nosotros enfocamos las artes marciales en estas edades sobre todo a la parte de cardio (saco, sombra de boxeo...) más que al combate», subraya el técnico, quien entrena también a adultos y el 10 % es competidor. Además, en su club no se ciñen solo al trabajo en el gimnasio y es habitual que hagan salidas al exterior en las que, a veces, también aprovechan educar en civismo y los menores recogen la basura que otros tiran para reducir el impacto ambiental: «Me gusta entrenar en la naturaleza y los niños lo pasan bien cada vez que organizamos algo al aire libre. Es una forma de enseñarles que hay otras alternativas de ocio además de estar en casa jugando a la Play».