La odisea del superviviente del naufragio en Senegal: «Vou pensar moito o de volver o mar»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Atlas

El jefe de máquinas del «Senefand I», superviviente del naufragio, relató minuciosamente a su llegada cómo fue el hundimiento

14 feb 2017 . Actualizado a las 11:22 h.

Fernando Argibay, el jefe de máquinas del barco Senefand I que se hundió el pasado 8 de febrero frente a la costa de Senegal y que permaneció durante tres días en unas balsas de salvamento junto a otros siete compañeros, llegó esta mañana al aeropuerto de Lavacolla, donde relató los detalles del naufragio. Argibay, que accedió a contar lo sucedido a cambio de que se respetará  posteriormente su intimidad y la de su familia, relató minuciosamente los detalles del hundimiento. «Vou pensalo, vou pensalo moito», fueron sus palabras al ser preguntado si regresaría al mar

El jefe de máquinas apuntó al «gran peso» de las capturas como causa de la zozobra del barco, que se hundió en poco más de media hora. Con total tranquilidad y gran templanza, solo rota en el momento de recordar al patrón Vicente Pazos, Argibay contó que «o saco viña cargado, moi cargado para o barco», que tenía la rampla un poco a estribor, y no en el centro de la embarcación. Explicó que, durante la maniobra de subida del saco de la pesca, rompió el lanteón, y que la decisión del contramaestre de meter el «aparello real» permitió meter el saco con la pesca en el barco. Durante la maniobra, el patrón del barco comentó que el barco zozobraba «un pouco a estribor», por lo que Argibay bajó a la zona del parque de pesca donde comprobó que el agua entraba rápidamente en el barco, y el hundimiento era inminente. Tras bajar a la zona del parque de pesca y comprobar lo que ocurría, alertó al engrasador -también desaparecido-, y regresó al puente. En este momento, el barco ya estaba ladeado, y no tuvo otra opción que caminar por la barandilla de la embarcación.

A Fernando Argibay se le quebró la voz al recordar que vio a Vicente Pazos dentro del puente, y que poco después el barco estaba totalmente volcado. En cuestión de segundos, saltó a la quilla del barco donde permaneció unos minutos hasta que decidió echarse al mar para nadar hasta las dos balsas, donde estaban otros compañeros. Aunque el engrasador, Sergio, y otro marinero saltaron también, Fernando Argibay dijo que, tras unos minutos, dejaron de oír sus voces.