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Los seis superpoderes que la inteligencia artificial otorga a los profesores

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez REDACCIÓN

TECNOLOGÍA

Un profesor utilizando una pantalla digital durante una clase
Un profesor utilizando una pantalla digital durante una clase Pixabay

Analizar las emociones de los alumnos por reconocimiento facial, mejorar la adaptación curricular o reducir la carga de trabajo con tareas más repetitivas son algunas de las ventajas de usar esta tecnología en clase

05 jun 2023 . Actualizado a las 12:44 h.

Uno de los ámbitos más preocupados por la incorporación de la web 4.0 a la sociedad es el educativo. Primero, porque parece que las nuevas generaciones nacen con un dispositivo bajo el brazo; segundo, por cómo se está adelantando el paso de la niñez a la adolescencia como consecuencia del uso de las redes sociales; y, en tercer lugar, por la irrupción de la inteligencia artificial a las aulas. ¿Desaparecerá el modelo de clase que recuerdan los que cursaron la EGB? De momento, uno de los nombres que hace a muchos docentes echarse a temblar es el de ChatGPT, como si esta plataforma fuera a ser más perjudicial que beneficiosa para el alumnado. Aunque aún es pronto para responder a algunas de estas cuestiones (el desarrollo de OpenAI no lleva ni un curso escolar en activo), los expertos avisan de que no se debe caer en la ingenuidad: «Open AI estima que el 80% de todas las profesiones contarán con algún nivel de automatización, por lo que a largo plazo todo el mundo se verá afectado», vaticina Dmytro Voloshyn, cofundador y CTO de Preply, una plataforma de aprendizaje de idiomas. En cualquier caso, Voloshyn está convencido de que la figura del docente sobrevivirá en el nuevo modelo, ya que la inteligencia artificial en ningún caso reemplazará a los docentes, sino que «les hará mejores profesionales». Su academia online aprovecha las oportunidades que le ofrece la tecnología y cuenta con un algoritmo inteligente que ayuda a encontrar el mejor tutor para cada estudiante. 

Y es que un buen uso de la inteligencia artificial debe entenderse más como una ayuda que como un obstáculo y puede liberar a los docentes de las labores más monótonas de su día a día. Estos son los seis desafíos a los que se enfrenta el sector educativo a la hora de aprovecharla.

Accesibilidad 

Las clases online han supuesto un antes y un después en el acceso a la enseñanza; ya se demostró en la pandemia con las clases regladas, pero en otro tipo de formación, como el aprendizaje de idiomas, ha cambiado totalmente el paradigma gracias a internet. Las videollamadas y las plataformas de aprendizaje eliminan las barreras geográficas y se pueden recibir clases privadas y en grupo con un tutor de cualquier país del mundo. Sin embargo, la brecha digital sigue siendo un problema importante en muchos países, lo que significa que algunos estudiantes no tienen acceso a dispositivos o a conexiones seguras. La inteligencia artificial sí que es un aliado para personas con discapacidad, por ejemplo con tecnologías capaces de transcribir en tiempo real las lecciones.  

Adaptación curricular

El ratio de profesores por alumno y las dificultades para adaptar el currículo a las necesidades, habilidades e intereses de cada estudiante es uno de los grandes retos de los docentes. Precisamente, una de las ventajas de la inteligencia artificial es la de proporcionar experiencias de aprendizaje personalizadas e individualizadas. Cada alumno tiene cualidades únicas, no todos aprenden a la misma velocidad o con los mismos métodos; y los algoritmos inteligentes pueden crear itinerarios de aprendizaje personalizados para cada uno, basados en sus fortalezas y debilidades. Esto no solo hace que el proceso de aprendizaje sea más interesante y motivador para los estudiantes, sino que también les permite avanzar a su propio ritmo.

Captar y mantener la atención 

También es una queja habitual de los profesionales que desarrollan su trabajo con menores: cada vez es más complicado captar su atención, los adolescentes se enfrentan a mayores distracciones y estímulos externos debido a la omnipresencia de los teléfonos inteligentes. Para los profesores, es esencial comprender el estado anímico de sus estudiantes, identificar qué les distrae o qué les llama la atención; y asegurarse de que el comportamiento en el aula sea el adecuado. En este contexto, existe una tecnología capaz de analizar las emociones a través de vídeos mediante técnicas de reconocimiento facial y análisis de expresiones faciales. Los algoritmos inteligentes pueden identificar y etiquetar diferentes emociones, como la felicidad, la tristeza, el enfado, el miedo y la sorpresa, examinando los movimientos y la posición de los músculos faciales durante la videollamada. Estos datos se convierten en recomendaciones que pueden ayudar al profesorado a mejorar el comportamiento y la actitud en su aula. «En el caso de una clase privada como las nuestras, la tecnología podrá detectar si el estudiante está perdiendo interés en el proceso de aprendizaje de idiomas, y podremos avisar al tutor y recomendarle que haga algunos cambios para atraer de vuelta la atención», indica Voloshyn.

Mejorar la eficiencia a través del análisis de datos

Ya es conocida la capacidad de la IA para recopilar y analizar grandes cantidades de datos sobre el rendimiento de los estudiantes (y los profesores), lo que permite identificar patrones y tendencias y sugerir cambios. La tecnología inteligente también puede proporcionar recomendaciones personalizadas a los estudiantes: por ejemplo, si un estudiante está teniendo dificultades con un tema en particular, los algoritmos pueden recomendarle recursos adicionales o actividades prácticas que le ayuden a integrar esos conocimientos.

No obstante, la tecnología tiene sus límites y para lo que aún no está diseñados los algoritmos es para una de las tareas más importantes del profesor: puntuar exámenes. El bolígrafo rojo, por lo tanto, no se jubila. «Hay estudios que afirman que si le pides a una IA que ponga nota a dos ensayos prácticamente idénticos, a uno le pone un 7 sobre 10 y a otro le pone un 5 sobre 10. Es un problema técnico y no estamos seguros de que vaya a resolverse en un futuro próximo», explica el experto.

Superar las barreras lingüísticas y culturales

Otra de las aplicaciones más utilizada es la traducción automática, que facilita el acceso de los estudiantes a materiales educativos en su idioma nativo, rompiendo barreras lingüísticas y culturales. Además, esta tecnología puede ser de gran ayuda en la comunicación entre estudiantes y tutores al utilizar técnicas de reconocimiento de voz y texto que permiten una comunicación más fluida. El dispositivo UT o traductor universal que recordarán con nostalgia los fans de la serie Star Trek, podría haberse quedado atrás en su representación frente a los actuales sistemas de traducción simultánea mediante voz. 

Uso ético de la tecnología

No hay que olvidar los riesgos del uso de la tecnología con fines educativos, especialmente los que se refieren a la protección de los datos personales y académicos del estudiante. Evitar que la información se comparta con terceros sin consentimiento, comprometiendo la privacidad de los alumnos, es fundamental, y por ello las entidades educativas que decidan implementar este tipo de herramientas deberán hacer un mayor hincapié en la ciberseguridad, además de estar atentos a las futuras regulaciones. En cualquier caso, los expertos confían en que una combinación adecuada entre las cualidades humanas y la eficiencia tecnológica ayudará a los alumnos a alcanzar todo su potencial.