No podía ser de otro modo. La miniserie documental sobre la Macarena (Movistar+) es fiel a la canción que arrasó en todo el mundo en la década de los noventa. Una historia chusca, bizarra, surrealista y que muestra una Españita y un mundillo que no deja indiferente. Cada uno con su historia y Macarena en la de todos. Es un cuento, un potaje al que todos contribuyen para espesar el caldo. Están Los del Río, con su relato del origen del tema. En uno de esos bolos transoceánicos suyos les plantifican una bailarina llamada Magdalena. Y ahí aseguran los de Dos Hermanas que surge la chispilla del incendio, el estribillo: «Dale a tu cuerpo alegría, Magdalena». Ya está. Pero con cambio de nombre, que una de las niñas de los artistas se llamaba Macarena. Está Fangoria. Primero cuentan que hicieron un remix de baile en una tarde por 300.000 pesetas, pero acaban pidiendo más en los tribunales porque su labor no consistió «en darle a un botón». Están los chavales de Miami. Jóvenes productores que añadieron la vocecilla que canta en inglés sin permiso de nadie. Y cuando la discográfica se dio cuenta, la creación ya arrasaba en Estados Unidos, con lo que decidió firmar un acuerdo con los americanos. Están Los del Mar. Que en realidad no eran dos, era un tipo canadiense de padres españoles y pelo en pecho que hizo bolos con una nueva versión que triunfó, por ejemplo en Italia. Está el bailecito. Que llegó más tarde y que, mientras que uno dice que se planificó con coreógrafos, la mayoría coinciden en que el «paciente cero» de la epidemia seguramente haya sido un monitor anónimo de un crucero o un hotel de Florida. Está la bailarina contratada para el bailecito. Que se creyó Madonna y se peleó con los autores. Y está la Virgen, como recuerdan Los del Río. Muy Macarena.