Turistas

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

Verónica Reboredo

08 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La globalización, el aumento de poder adquisitivo, la expansión de los medios de transporte, el alojamiento de bajo coste y muchas cosas más han producido un cambio radical en lo que en el siglo pasado se entendía por un turista.

Julio Camba escribía que el turismo, como el roast beef, había sido inventado por Inglaterra, y que el verdadero turista era el inglés, de tal manera que ningún país podía considerarse turístico si no iban a él turistas ingleses; un hotel donde no hubiera un inglés no era un hotel, a lo sumo una pensión de familia, y si no te encontrabas un inglés en el vagón del tren daba la sensación de que no estabas viajando.

El turista alemán, según Camba, era un tipo que se paraba ante las montañas y los lagos, las esculturas y las ruinas y exclama: ¡Kolossal! No se sabía bien quien admiraba a quién, si el turista alemán al monumento o si era el monumento el que admiraba al alemán. Al turista yankee lo reconocía porque miraba todas las cosas con aire de comprador. Ante una catedral, una montaña o un lago daba la impresión de que iba a decir: «Ahí va el cheque, mándemelo a Cincinnati».

Al turista francés le daba igual todo menos la buena comida; por donde pasaba un turista francés quedaba como recuerdo una simpática libertad de costumbres y un relativo refinamiento de la cocina.

Hoy los turistas, como todo lo demás, son iguales en todos los sitios. Van en pantalones cortos, camiseta y chanclas, comen la misma comida y beben cerveza hasta reventar. Los ingleses hacen balconing, los alemanes compran en el mismo Zara que en Berlín y los franceses van al mismo McDonald que en París.

Sancho, cosas veredes con la globalización que te harán estremecer.